03: Todo grita mi nombre.

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― ¿Te gusta? ―Pregunta Emiliano

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― ¿Te gusta? ―Pregunta Emiliano. Su voz hace eco en mi cabeza.

¿Qué si me gusta?

Esto es arte para mis ojos. 

La entrada que me recibe es pulcra hasta el último centímetro cuadrado del lugar. Miro las dos estatuillas con aire griego que se hacen notar en la entrada de esta casa. Si es que se le puede llamar casa. Todo tiene un aire rústico y no es algo que estoy acostumbrada a ver en las presentaciones de moda. El lugar no me resulta cálido en lo absoluto, pero su belleza es imperturbable. El piso de madera brilla cuando empiezo a caminar junto a mi padre. Las paredes de color humo, decoradas con diferentes tipos de cuadros, me hacen querer tocar cada detalle de ellos. Dos escalones pequeños se interponen en mi camino y bajo sin dejar de mirar, ya que un salón enorme con más decoración colorida se hace presente. Un televisor de pantalla plana está en el centro del salón junto a unos muebles y sillones de color marrón oscuro. Mis ojos vagan por cada detalle de la decoración y es perfecta. No es de esas casas que todo brilla por su elegancia, no, esta casa es elegante a su manera, y con esto quiero decir que el aspecto relajado, fresco y rústico es de lo mejor. Es como entrar a una casa de verano.

―Este lugar es grande, así que tienes que conocer en dónde no puedes entrar y en dónde sí. ―Habla Emiliano.

No respondo y lo sigo. Los hombres de blanco se quedan en la puerta como si estarían vigilando cada cosa hago.

¿Por qué tanta vigilancia?

No le doy más importancia y mis ojos se abren con sorpresa al ver tanta cosa junta. Un pasillo enorme aparece en mi campo de visión y las dos habitaciones a ambos lados hacen que parezca un tanto peculiar.

―Cada habitación es para sala de reuniones. Casi siempre uso la segunda, pero de todas formas, es mejor que no entres allí ya que no hay nada interesante. ―Dice.

Asiento sin darle importancia. Seguimos caminando y poco a poco me muestra la cocina, una sala de descanso, la lavandería, su oficina privada, un almacén y una habitación con un minibar incluido. Mis ojos no pueden dejar de abrirse por la sorpresa que tengo. Cabe resaltar que todas las plantas mencionadas son enormes. Ni que hablar de la cocina.

Esto es un caso severo de majestuosidad.

Y no es que sea una interesada, pero estudié diseño, ¿Qué esperan?

―Esto es el patio trasero, aquí está la piscina y por allá ―Apunta―, está lo demás del terreno.

Me quedo de piedra al ver el escandaloso tamaño de la piscina y lo verde del terreno que se extiende más allá de las escaleras.

― ¿Es necesario tanta cosa? ―Pregunto con la voz apenas audible.

―Sí, mi trabajo lo amerita. Necesito que te vayas haciendo la idea de la cantidad de gente que verás en las reuniones, ¿de acuerdo?

MI AMADA CONDENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora