10: Mis dos casi muertes.

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― ¿Todo está bien? ―le pregunto a Jorge mientras avanzamos en el auto

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― ¿Todo está bien? ―le pregunto a Jorge mientras avanzamos en el auto.

No hay respuesta.

El ambiente en el auto se siente diferente.

Puedo ver la mirada perdida de Jorge por el espejo retrovisor y sé que algo extraño está pasando. Su saludo fue extrañamente distante cuando me recogió de la empresa y más aún si le sumo el silencio tenso que hay en el auto. Realmente no puedo tranquilizarme hasta el momento, no después de lo que pasó en la cafetería, y más aún cuando Gabriel Leone apareció en nuestra oficina después de aquel suceso. Me asusta el hecho de no dejar de pensar en él a cada momento. ¡Dios! Es solo un compañero de trabajo del cual debo mantener distancia si no quiero problemas. Todo en él grita lo peligroso que puede ser seguir sus jueguitos de hombre malo, cosa que no estoy dispuesta a hacer. Sí, agradezco que me haya salvado porque de lo contrario estaría muerta, y eso es sin exagerar.

¡Casi muero asfixiada!

¿Y quién tuvo que salvarme?

Justamente el hombre que menos quiero ver.

Vaya suerte de...

― ¡TU CINTURÓN, ALEK! ―El grito de Jorge me hace reaccionar a la fuerza y todo pensamiento se va cuando mi cuerpo colapsa con la parte trasera del asiento de copiloto. Levanto la cabeza asustada al darme cuenta del freno en seco que el auto acaba de causar para no chocar con una camioneta blanca frente a nosotros. Un grito desgarrador abandona mi garganta cuando un sinfín de sonidos de balas estruendosas resuenan por todas las direcciones, los vidrios de la ventana se revientan y mis manos automáticamente se dirigen a mi cabeza. Como si fuera una película reciente, los recuerdos espantosos del pasado aparecen en mi cabeza, imágenes de aquel día me atormentan y siento que estoy nuevamente en aquel lugar.

― ¡SÁQUENLA VIVA! ―Una voz se hace escuchar entre el sonido de las balas y mi corazón empieza a latir de manera anormal en mi pecho. Mi cuerpo se llena de espasmos y las lágrimas no tardan en salir.

―Alek... escucha... ¡Alek!

Todo vuelve a ese día y puedo ver la muerte ante mis ojos.

― ¡NO POR FAVOR!, ¡NO LO HAGAS, MAMÁ! ―Grito desesperadamente.

― ¡ALEKSANDRA!

― ¡NO LO HAGAS! ―Ruego llorando con fuerza para que se detenga.

― ¡ALEK! ―El grito infernal en mis oídos me saca de mi estado y empiezo a llorar con más fuerza cuando todos los sonidos horribles se terminan. Jorge se arrastra desde el asiento del conductor hasta la parte trasera en donde me encuentro. Me aferro a su cuerpo en cuanto llega y no puedo detener los espasmos y el temblor que me recorre ―. Tranquila, ya pasó, todo está bien...

MI AMADA CONDENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora