Aleksandra va en busca de su más grande sueño: ser la mejor organizadora de eventos del mundo. Y para ello, necesita deshacerse de todas las ataduras de su presente y volar kilómetros desde Londres hasta México. Un lugar que será su crecimiento hast...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Salgo disparada de la oficina en cuanto pasan cinco minutos del descanso para almorzar. Soy consciente que las enseñanzas de mamá en estos aspectos me están sirviendo mucho. ''No salgas de inmediato en un descanso ni en la salida, espera un poco''.
Claro que a veces con el hambre es imposible; sin embargo, esos cinco minutos de espera fueron tan incómodos, porque estoy segura que el señor Leone tenía en cuenta sobre el horario pero no se movió. Todas las horas que estaba en esa oficina fueron tan tensas, es decir, no hubo ningún ruido más que el tecleo de mi laptop.
¿Qué hacia él?
Pues al parecer nada, ya que no escuché sonido absoluto que me indicara lo contrario. Llegué a pensar que se quedó dormido, pero el reflejo de su cuerpo en su silla me decía que estaba tan erguido como acostumbra.
¿Es un robot o qué diablos?
Quito esos pensamientos en cuanto veo a Raquel, la saludo con un asentimiento y entro al ascensor como si mi vida dependiera de ello. Necesito aire y el único lugar que se me viene a la cabeza es el estacionamiento. Aprieto el número que me va llevar directo hasta el lugar en cuanto las puertas se cierran, suelto un respiro de alivio porque esto está siendo demasiado. Y no lo digo por el trabajo, ya que Max me dio unas carpetas de decoración, tanto del lugar donde será el evento como las tarjetas de invitación que se darán. Mi trabajo es elegir algo de entre varias opciones que vaya de acuerdo a la temática de una fiesta que se va llevar a cabo en Estados Unidos. Entonces, ¿por qué digo que es demasiado? Tal vez piensen que estoy exagerando, claro que cualquiera lo haría, pero estar junto a la presencia de un hombre tan imponente, extremadamente guapo y que se ha agarrado conmigo para criticar cada cosa que hago, me pone lo nervios de punta. Dejo que mi cuerpo se relaje en cuanto salgo del ascensor y veo que estoy directamente en el estacionamiento. Todo sigue como ayer, pero ni bien empiezo a caminar, siento que estoy siendo observada. Volteo y miro fijamente cada detalle que puede parecerme sospechoso, pero le quito importancia cuando me doy cuenta que estoy demasiado tensa y que puede haber más personas en un estacionamiento. Me dirijo hacia unas pequeñas sillas que visualizo en el lugar; en cuanto llego, me acomodo y al fin puedo sentirme totalmente aliviada.
Y nuevamente comienzo a pensar... ¿Qué debo hacer?
Un hombre no me puede tener en este estado. ¿Qué me está pasando?
Tengo el trabajo que siempre he querido, por lo menos una parte, pero esto me está descolocando.
Sí, es guapo, ¿y qué?
¿Me voy a poner así por eso?
¡Es el trabajo que me encanta! ¡Debería estar tranquila!
―No, Alek, fue suficiente. Vuelves y te pones tan recta como siempre has sido. ―Me digo en voz alta. Suspiro una vez más y me dirijo con rapidez al ascensor.
Sí, otra vez volviendo, pero es necesario. No puedo estar tan ida en mi primer día.