Capitulo 13

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-"insisto que no es una buena idea, no deberías venir conmigo"- digo cerrando el maletero de su auto.

-"si tu vas yo voy, y no lo discutas más. Además, podemos tomar esto como unas vacaciones en el campo"

-"el campo no es muy rudo para una niñita como tú?"

-"si, pero tengo a Kara Zor-El a mi lado, no? Además, tú, yo, y el campo, suena romántico"- al escucharle alzo una ceja.

-"como digas, vamos"

El camino demorará unas dos horas aproximadas, es un pueblito apartado. Lo conozco porque más de alguna ocasión fui a parar allá, por lo que tengo una pequeña casita allí, pues es un buen lugar para esconderse en casos de emergencia. Esas dos horas nos fuimos conversando, o más bien, ella se fue hablando. Yo solo le escucho y le veo, sonriendo sin poder evitarlo con sus comentarios, hacía años que no sonreía con tanta frecuencia. Es que ella tiene todo, a veces seria, a veces niña y otras mujer, y todas esas caras me gustan.

-"y por qué lo regalaron?"- pregunté tras la historia de su mascota.

-"porque un día mi padre encontró uno de sus regalitos en su oficina, eso fue lo que colmó su paciencia y regaló a mi perro"

-"jaja, 'regalitos'? jajajaja que sutil... bueno, ya llegamos"- digo deteniendo el auto, y dejando de reír lentamente.

-"es esta la casa?"

-"si, aquí nos quedaremos solo unos días, en caso de que no podamos encontrarlo en un día... pero esto será breve"

-"es bonita"- dijo con una leve sonrisa.

-"no se supone que sea bonita... debe ser segura y no llamar la atención"- corrijo.

-"ah, claro, entiendo"

Ambas entramos a la casa y dejo la mochila sobre la cama, que por supuesto, como lo son todas las casas que tengo, es la única.

-"supongo que no dormirás en el sillón esta vez"- bromea al verla. Entrecierro los ojos y le miro fastidiada por la broma, ella solo ríe.

-"no quiero arruinar mi espalda... y bien, que harás para comer?"

-"perdón? Yo?"- me mira incrédula.

-"tal vez no lo has comprendido niña, pero esto no es ninguna pensión, tú estás secuestrada y esta es mi casa. Yo mando"- le digo con seriedad, ella me devuelve la mirada, y después de unos segundos suelta una leve risa.

-"claro Kara, como digas... iré a darme una ducha, ese viaje tan largo me agotó"- dice dándome la espalda rumbo al baño.

Que insolente, claramente mi autoridad no tiene mucho efecto en ella. Solo muevo mi cabeza en forma de reproche y camino hasta la cocina para ver que puedo preparar. Al revisar doy cuenta de lo obvio, no hay nada, pues la casa no se ha habitado hace mucho. Entonces siento como Lena vuelve a mi lado, puedo adivinar el porqué.

-"esta casa necesita algo de aseo, no crees"

-"también víveres, no hay nada... vamos a buscar donde podemos conseguir lo que necesitamos"

La verdad es que si fuese por mí dejaría todo así, no es ninguna clase de viaje de placer ni de mayor permanencia, pero supongo que ella no lo ve como yo, por lo que salgo junto a ella para encontrar lo que buscamos. Después de preguntar por lo menos a tres personas distintas dónde podíamos encontrar un lugar, logramos comprar lo necesario para volver a la casa. Que fastidio de pueblo. Ella accedió a preparar algo, sonreí al darme por satisfecha y triunfadora, para luego dirigirme hacia mi tarea. Fue después de un par de minutos cuando comprendí que asear la casa casi completa y ella solo cocinar algo no me había hecho triunfadora.

La ciudad del vicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora