9.─ MOMON

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─¡Ahh!.─ todo su cuerpo se puso en movimiento antes de razonarlo, terminó de rematar al zombie que quería quitarle un bocado de brazo.

─¡Auron!.─ corrió lo más rápido que sus lastimada piernas le permitieron.

Lo encontró acorralado entre demasiados enemigos, el pelinegro incluso intentaba trepar de alguna manera la colina que le dejó a punto de fallecer.

Sin dudarlo ni considerar sus opciones se acercó blandiendo la espada y lastimando a cuantos muertos vivientes pudiera.

Logró atraer su atención y el chico restante podía hacer lo mismo con su hacha.

Se libraron de ellos sin mayor dificultad y sólo cuando vio al último dejar de moverse se acercó dando zancadas sobre los cuerpos.

─¿Estás bien?.─ sin pensarlo tomó el rostro contrario entre sus manos y comenzó a moverlo en diferentes ángulos hasta ver que no tenía heridas superficiales.

Le examinó rápidamente en su totalidad con la mirada y finalmente le vio a los ojos.

Una pequeña sonrisa y los ojos más sinceros que nunca había visto en nadie más le recibieron.

─Gracias a ti estoy perfectamente, pude habermelas arreglado, claro... pero, agradezco tu ayuda.─ susurró lo último mientras apartaba la vista.

Definitivamente si esa sería su recompensa, salvaría a Auron de cuantos peligros lo persiguieran.

Le devolvió la sonrisa y finalmente se alejó un par de pasos.

─Para eso estamos.─ respondió con fingida simpleza.

Se había mudado hace un par de meses.

Junto con su compañero de toda la vida y un chico que conocieron en el camino llegaron a un destruido pueblo casi al mismo tiempo que el otro dúo que completaba el equipo que ahora tenían.

Se había visto enganchado de inmediato a Auron, al parecer ahora que lo recordaba, como sus otros dos amigos.

Tenía algo que te hacía mirarle una vez y no poder apartar la vista ni un segundo.

Cuando le hablo fue peor.

Auron siempre era cordial donde los demás eran ruidosos y pesados, compartía sus cosas en silencio y repartía con amabilidad lo que obtenían en combates.

Se preocupaba por todos y no mandaba a nadie sólo, siempre recordaba con solemnidad que eran uno mismo, de alguna manera.

En el momento en el que pudo decir que conocía al chico de cabellos castaños también pudo afirmar con seguridad una cosa, le gustaba.

Su revelación llegó hace poco y no había cambiado su comportamiento.

Seguía teniendo un ojo en el contrario cuando se alejaba y su sentido del oído se sentía intensificar en los momentos de lucha.
Compartía las cosas de igual manera justo como llevaba haciendo desde la primera semana.

Lo único que había cambiado para él era que el tacto aunque poco que tuviera con el chico que ahora sonreía alegre a los demás al verlos intactos se hacía más notorio para él.

No podía tocarle sin estar nervioso unos segundos después, avergonzarse en la soledad de su recámara o sonrojarse hasta las orejas una vez que pensara más en lo que acababa de hacer.

Juntaron lo poco que habían recolectado y salieron de los terrenos del antiguo pueblo.

Últimamente todo lo que encontraban en pueblos desiertos y que ellos no pudieran fabricarlo desde cero ya lo tenían o no representaba utilidad para ellos.

The Good Demon                                       ⌈AuronBowl⌋   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora