10.─ ADMIN

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Cuando Raúl llegó a través del portal el día estaba soleado.

Desde que había reinado en el limbo atemporal dado por los Dioses supremos, hace ya más tiempo del que podía ser capaz de llevar en cuenta, nunca había visto los rayos de luz filtrarse desde las nubes e iluminar con amabilidad la sombría tierra.

No sabía si se debía a la llegada de los habitantes destinados a estar ahí por la eternidad, en un bucle continuó de muerte y resurrección dolorosa ó si a simplemente como fue él, el último en llegar marcó el inicio del para siempre.

Daba igual darle vueltas al asunto cuando lo tenía a menos de un metro de él.

Discutía con los otros presentes el donde debían asentarse y recordaba con voz fuerte pero suave las normas que sin falta tenían que cumplir.

Antes de darse cuenta les estaba siguiendo como si un integrante más del grupo se tratase.
Camino al lado del pelinegro de sonrisa ligera que hacía de guía para todos, sin un rumbo fijo.

Lo primero que lo hizo darse cuenta de que al que ahora sabía le apodaban Auron, no era como los demás, fue su risa.

Cantarina y vivaz, estruendosamente ideal.

Mágica.

Sus pasos se aligeraron y los observó avanzar al lugar que parecería ser su nuevo hogar, tomó asiento entre el césped y se permitió seguir ahí por unos momentos más.

Antes de darse cuenta, se comenzó a volver en una especie de rutina el seguirles a pocos pasos de distancia o directamente al lado del pelinegro, asintiendo de vez en cuando a sus discursos y lanzando rayos cada vez que uno de los demás insultaba su nombre.

Esa era otra, no se había manifestado de ninguna manera directa aún con ellos, podían comunicarse a través de un pequeño cuadernillo donde cualquier duda o comentario les sería respondida.
Aparte de unas cuantas cosas generales o ayuda cuando caían en la mazmorra, no tenían más contacto.

No es como si se le fuera permitido.

Así que mientras hacía que un estruendo cayese al lado del chico de cabellos rojos y ropa colorida que acababa de insultarle por tercera ocasión, siguió apreciando las carcajadas de burla que soltaba el líder.

Le provocaba una cálida sensación el sonido de alegría, si Raúl estaba feliz es que estaba a salvo, eso era suficiente.

─¡Joder! Hubieras visto tu cara Perxaas, ¡Admin te quiero!.─ esa era otra, el contrario no se preocupaba en no decir a viva voz comentarios como esos, haciéndole sentir un pelín mas benevolente.

Respondió como de costumbre, algo gracioso, amable o corto estaba entre su repertorio, si estaba más atrevido, un corazón.

Generalmente se arrepentía de parecer cercano al contrario, pero la sonrisa radiante que daba el chico después de leer sus respuestas le calmaban.

El apodo con el que le llamaban también fue dado por el pelinegro, ellos no podían conocer su nombre real y les parecía que Dios, Supremo o cualquier cosa increíble era demasiado buena para llamarle, un poco indignado aceptó la idea después de que Raúl se disculpase con él como un niño que acababa de hacer la mayor travesura, sin arrepentirse.

Las cosas se complicaron un par de semanas después.

Lo sabía.

Sabía que eso pasaría.

Pero no esperaba que fuera tan rápido.

Después de todo, la eternidad parecía algo que nunca completa de tornarse gris.

The Good Demon                                       ⌈AuronBowl⌋   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora