➢Corre por tu vida

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—¿Podrías, ir un poco más rápido, Nao? La luz se está yendo.— Hailie, comenzaba a enojarse, la imprudencia de su amiga, era la responsable de eso

—Lo hago pero no quiero caerme con las ramas eso es todo.— Habló igual de preocupada, viéndola asentir, para seguir caminando entre los árboles

La luz comenzaba a irse, mientras ambas buscaban como volver a la carretera, sus vestidos tapándoles más arriba de las rodillas causando frío en sus piernas. Aunque era verano, el frío bosque se hacía notar, y mientras más se oscurecía más frío hacía, no era tan malo, ambas lo sabían, aún así querían llegar a casa lo antes posible. Debían haber llegado hace horas de su picnic, pero se quedaron dormidas disfrutando el sol, lo que hizo que no pudieran irse a casa antes, y ahora, en medio de la oscuridad, buscaban como dejar atrás el bosque. Nadie las esperaba eso era seguro, habían pasado meses desde aquel accidente en auto donde Hailie, casi muere, desde entonces cuido de Naomi, su amiga, lo mejor que pudo y se comenzaban a acostumbrar a una casa sin sus padres, tíos y en caso de la menor, hermano. Cada mes se hacia más fácil que el otro para ambas, así que Hailie tuvo la idea de ir de picnic al bosque, si algo tenía de especial Oregon eran sus bosques, pero, lo que no sabían ambas es que solían ser interminables y sus caminos confusos, la gente podía llegar a perderse ahí y si no conoces los caminos, es peor.

—Hailie... tengo hambre!— la menor exclamó algo triste y Hailie sacó de la cesta de picnic un sándwich.

—Es el último, ten cuidado no te vayas a atorar.

—Esta bien.

Mientras Naomi comía, Hailie intentaba ver el camino ya oscuro sin mucho más que hacer. Sus teléfonos no durarían tanto tiempo y sabían que los necesitarían cuando llegaran a la carretera. Tal vez dos hora caminando no lo sabían bien, pero comenzaban a cansarse, los zapatos y la ropa no eran las indicadas para la fría noche, ni para caminar por ese terreno, aún así caminaban sin pronunciar palabra.

—¡Hailie!

—Era el ultimo, Nao.

—No, no, eso no.— su dedo indicó un lugar en la oscuridad, la luna iluminando aquel terreno.

Una casa, una gigante, ¿dos? ¿Tres pisos? No lo sabían, pero Hailie sabía algo muy bien, la casa estaba descuidada, tal vez solo por fuera. Tenía un color carmesí, tal vez un naranjo muy fuerte, que se veía casi negro a la luz de la luna, detalles blancos, todo se veía sucio, pero, como si hubiese sido una de las casas más hermosas en la antigüedad, se veían ventanales en el piso de arriba, y detalles blancos cubriéndolos y la entrada, detrás de dos pilares del mismo color que los demás. La casa estaba abandonada, efectivamente, tal vez los únicos anfitriones en aquella, serían animales e insectos, muchas arañas, que no dudarían en picarlas si se atreven a molestarlas, y si hay una persona, esta sería solo huesos, tal vez cadáveres que fueron a esconder ahí. Todas esas probabilidades pasaban por segundos en la cabeza de la chica, haciéndola dudar de la idea que su amiga, tenía en la cabeza.

—¡Es perfecto! Podemos pasar la noche ahí y mañana en la mañana buscamos el camino a casa, ¿no te parece?— decía emocionada pero su amiga negó rotundamente.

—No se ve seguro, no sabemos lo que hay dentro, prefiero no arriesgarme.— le explicó pero Naomi, la observo como si estuviera diciendo cosas sin sentido —Pero es una señal, significa que estamos cerca de la carretera, hay que seguir caminando un poco más y—se detuvo al ver a la menor entrar a la casa, ignorando sus palabras. —¡Naomi!— fue tras de ella, viéndoselos obligada a entrar al aterrador lugar.

Allá adentro, el lugar se veía mucho mas oscuro que en el bosque, lo que se podía percibir era el orden, estaba mas limpio de lo pensado, las paredes se veían negras y Hailie solo podía ver como su amiga, se adentraba más al lugar, curiosa de lo que encontraría.

—Nao, deberíamos irnos, no me gusta este lugar, vámonos.— le dio la espalda pero antes de llegar a la puerta, esta fue cerrada cierra, dejándola sentir ira. La chica, quien solo quería irse a casa ya estaba cansada de caminar, de escuchar acerca del hambre de la menor, además de lo curiosa que era, la puerta que acababa de cerrarse, la hacía enojarse más aún, pero, no hizo nada, se dio la vuelta y se acercó a su amiga quien miraba todo asombrada.

—¿hueles eso?— Naomi seguía aspirando el aroma a comida, la cual no sabía bien lo que era, pero se sentía delicioso. Decide seguir sus instintos y va hasta el lugar que parece ser el comedor de aquel lugar, viendo una vela y la humeante comida en la mesa. No era mucho, era un plato, no se veía bien el contenido, pero lograba verse que estaba caliente.

—Significa que hay alguien, no toques nada, solo vámonos de aquí.— se acerca a la puerta pero esta no abre. —¡Dios mío! ¡No puedes hacerme esto! ¡Hugh! No abre, la puerta- no- abre... esto es, ¡Es estupido! No debí seguirte, ¡debimos haber seguido el camino! ¡Pero no! Tu necesitabas venir y entrar a un lugar desconocido, donde hay alguien y tu—  se detuvo al verla tomar aquel tenedor y probar el platillo.

—Deberías probarlo Hai, esta delicioso— comentó feliz, dejando a su amiga en completa rendición.

—¿Podrías al menos ayudarme con la puerta? Si no vas a hacerme caso entonces solo ayúdame a sacarnos de aquí.— por ese momento, consiguió su atención y ambas fueron a abrir la puerta sin resultado alguno.

—Pues no, no abre.—se encogió de hombros y sacó su teléfono. —Tal vez podamos llamar a alguien y decirle— buscó algún contacto de confianza y marco sin resultado alguno. —No hay señal.—

—Intenta otra vez.

—ya lo hice, ¡no hay señal!

La mayor saco su teléfono y repitió todo lo hecho anteriormente por su amiga, obteniendo el mismo resultado, por lo que, se movieron por el lugar, intentando buscar solo un poco de señal, pero como pensaban, la batería no duraría más y uno ya se había apagado, mientras el otro, no tenía mas que unos segundos de vida. Hailie, ya furiosa, intentó calmarse, mientras la responsable de su ansiedad solo recorría su espalda con sus manos dandole confort.

—Mira Hai... es muy extraño, las cosas están limpias, aunque otras están algo polvorientas, es como si, si hubiera alguien pero a la vez no. Fantasmas, tal vez.— comento imaginando millones de escenarios en su cabeza, mientras Hailie, se acercaba a ella y la divisaba entre las sombras, sabiendo que no tenía mas opción. Comenzaban a escuchar un ruido y se acercaron un poco más. La mayor, comenzó a sentir como su cintura era apretada con fuerza, causando dolor.

—Naomi, se que te da miedo, pero me duele, suéltame.— se quejó, pero la otra chica no hizo mas que negar.

—No soy yo, estoy lejos de ti.— se defendió, pero su amiga continuó sintiendo el apretón en su cintura, siendo cada vez más doloroso.

—¡No es gracioso, ya suéltame, Naomi!— alzó la voz y esta se echó para atrás tropezando, y cayendo al piso. Entonces pasó, Hailie, sintió algo quebrarse, mientras su amiga quedaba inconsciente en el piso. El miedo la invadió, y cuando el dolor se volvió mas que insoportable, siguió a su amiga en su inconsciencia.

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