➢Créeme

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Intento desaparecer de la vista del chico, este solo la seguía intentando llegar a ella. Se había perdido y no podía recordar como llegar a la casa, no sabía dónde debía correr. Lo escuchó llamarla y siguió corriendo, pero seguía herida, sus pulmones no podían retener el aire y su pecho ardía por el aire frío, necesitaba correr, pero también necesitaba respirar, y mientras el chico iba acercándose más a ella ninguna de las dos le era posible.

—¡Oye!— el chico llega a su lado eh intenta recuperar el aire. Apoya sus manos en sus rodilla y la observo. —Te vas a hacer daño. No corras.— intentó agarrarla pero le quita la mano.

—Entonces no te acerques.— dejo de apoyarse en el árbol y al intentar caminar para irse se resbaló con una rama cayendo sobre su trasero. El chico solo río y se acercó sentándose con ella.

—En la televisión dijeron que tenías heridas por un accidente, si te digo que no corras, es porque te harás daño nada más.— sacó de una mochila una botella de agua y se la ofreció.— Ten. Solo, respira con cuidado y relájate.— Hailie lo mira y el chico solo movió la botella con agua y se la entregó. Con algo de duda la abrió y olió el contenido.
—es agua nada más. No es que venga a correr con alguna clase de droga en mi agua.— la bebió y le pasó la botella.

—¿Podrías hacer como si jamás me hubieras visto? Se que es muy generosa la cantidad de dinero que te ofrecen por mi, pero no estoy secuestrada, solo me escondo de él.— parecía un agradable chico, así que lo pidió con algo de pena. Tal vez era la persona más horrible del mundo, o un asesino serial que iba a ese bosque a enterrar cuerpos, pero a simple vista emanaba bondad.

—Es muy generosa, y él se ve desesperado por encontrarte ¿porque te escondes?— tomó agua también, la verdad él no era rico, y el dinero, tal vez le convendría, pero, tenía principios, le habían enseñado valores que jamás pasaría por alto y si aquella chica le pedía eso, pues ¿quien era él para decirle que se iría con él a la fuerza?

—¿Si sabes que son países enteros que manejar no? No quiero nada de eso.— el chico solo la miró y le dio una leve sonrisa.

— Nunca entenderé a los ricos.— la chica soltó una carcajada penosa y apoyó sus manos en sus piernas. La vió sonreír y la suya se hizo un poco más grande. —Wayne, es un placer.— le extendió la mano y ella la estrechó.

—¿Me llevarás hasta él?— a la pregunta, el chico negó y se soltaron las manos. —Entonces es un placer, Wayne.— el rubio dio una sonrisa ladina mostrando un hoyuelo. —Me da curiosidad saber el porqué.— este miro un árbol y habló.

—Esta en la mejor parte, ya hay gente haciéndose pasar por ti y la otra chica, no me perderé ese drama, había una señora como de sesenta queriendo hacerse pasar por ti. Fue épico ver eso en la televisión.— Hailie se ríe mostrando una sonrisa y Wayne comenzó a reírse también, al terminar de reírse solo quedaron ambas sonrisas.

— Creo que ya tengo que volver.— su sonrisa se desvaneció un poco y lo miró asentir. —¿Vienes a correr por aquí seguido?

—Si.

—¿Que te parece si mañana nos vemos aquí otra vez? Me mantienes al tanto del mundo.

—Me encantaría.— al escuchar eso, la sonrisa de la chica vuelve a mostrarse solo un poco más y el se levanta y la ayuda a pararse. Mira los árboles y toma dos ramas, la chica lo mira raro y pone ambas ramas como cruces a la mitad todos los árboles rodeando. —Aquí mismo mañana, no te podrás perder.— le advierte y ella niega.

—Hasta mañana entonces, Wayne.

—Hasta mañana entonces, Hailie.

Se despidieron con la mano y la chica esperó hasta verlo desaparecer, al él irse, miró hacia recordar el camino, se paró en la 'x' marcada por las ramas y comenzó a caminar contando cada paso para no perderse al día siguiente. Tal vez media horas más tarde llegó a casa y antes de entrar repitió el número en su cabeza dos veces.

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