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“Nunca escuches consejos de tu mente borracha, puede ser tu peor enemiga”

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Sentada bajo la sombra de un frondoso árbol, la observó pasar, llevaba el rostro pálido y ojeroso, igual que todos sus amigos, lo cual cabía recalcar había sido exclusivamente culpa de ella. Aún le sorprendía que nadie la hubiera visto adulterar el ponche.

¡Esa chica había sido totalmente torpe al hacerlo!

Desde que empezó la fiesta y él llego, ella supo de inmediato sus intenciones, era tan fácil saber en lo que pensaba o tramaba, había sido totalmente cansado y extremadamente difícil la noche anterior seguir sus pasos y asegurarse que nadie la notará, después de todo de eso dependía que su relación con Naruto volviese a continuar. No es que ella fuera excepcionalmente amiga de Hinata de hecho no compartía con ella nada más que los saludos de cortesía, y no porque no lo hubiera intentado, simplemente desde que recordaba siempre había existido un tipo de tensión entre ambas, siempre había un aire incómodo que por más que ambas intentaron jamás desapareció.

A ver, la chica en cuestión no le caía mal, le exasperaba su tartamudeo pero era algo que podía tolerar, era quizás la que mejor le caía de entre todo su grupo de “amigos”, y lo decía enserio. A diferencia de Sakura, Ino, Karin, Temari, Tenten y Matsuri, prefería mil millones de veces a Hinata, porque a pesar de la tensión que siempre había existido entre ambas ella la trato siempre con cortesía, ella siempre fue sincera con sus palabras y expresiones, Hinata nunca le guardo rencor por haberle robado a su primer amor, de hecho hasta la felicitó, y estaba segura que ninguna de las otras chicas hubiera hecho eso.

Por eso pensaba brindarle todo su apoyo en esa nueva ilusión que ella tenía, creía firmemente que ella necesitaba de alguien que la quisiera, creía firmemente que tenía todo el derecho de experimentar un verdadero primer amor…. Aunque tenía sus dudas de que ese primer amor fuera Sasuke.


No la recordaba, no recordaba absolutamente nada de esa jodida noche.

Había pasado la clase entera prestando especial atención a Sakura, Ino y Karin, ya que eran sus principales sospechosas. Pero lo único que consiguió de ellas fue un sonrojo, un guiño y una sonrisa coqueta.

Restregando su rostro con desesperó, volteo su mirada a su compañera de banco, quién parecía perdida en sus pensamientos, y asegurándose de que nadie lo viera se dio el lujo de conservarla unos segundos. Nadie parecía notarlo, pero él si lo hacía, estaba al tanto de la belleza de esa silenciosa chica, una belleza que no se comparaba con la de Sakura y las demás, la belleza de Hyūga Hinata era de más nivel, si así la podía describir, todo en ella gritaba elegancia y alta alcurnia, desde su sonrisa hasta la manera en la que caminaba.

Aún recordaba la vez que la encontró llorando en un desolado pasillo después de clases, aún recordaba sus palabras, aún recordaba la calidez de su cuerpo en sus brazos. No lo admitiría, primero muerto antes de hacerlo pero ese día, por primera vez en su vida sintió envidia de Naruto.

Suspiró, muy dentro de él, realmente hubiera deseado que la persona con la que pasó la noche anterior fuera ella, pero sabía que aquél deseo era más que ridículo, Hinata era demasiado tímida y reservada para cometer tal osadía, la sola idea de por sí ya era ridícula. Regresando su mirada al frente volvió a suspirar, no estaba haciendo nada con solo imaginar hechos ridículos que jamás sucederían, tenía que regresar a la realidad y encontrar a esa ladrona libidinosa que robo su virginidad.


Suspiró ese día en especial había sido el más cansado y tenso de los que recordaba haber tenido jamás, cada mirada y cada suspiro de Sasuke la hacían temer que la hubiera descubierto, razón por la cual paso huyendo de él y de todos durante cada receso, pese a que lo que menos quería hacer era moverse.

Arrastrando sus pies por las gradas, camino hasta su habitación, solo quería dormir, la resaca aún la estaba matando. Pero como su nombre era Hyūga Hinata y la suerte jamás había sido su mejor aliada conseguir su anhelado sueño quedó en segundo plano.

—Hanabi…—susurro cuando reconoció la figura de su hermana menor sentada en su cama, con una sonrisa ansiosa en sus rojos labios y sus ojos iguales a los suyos brillando de curiosidad y diversión.—¿Qué…

—¿Cómo fue? ¿Dolió? ¿Fue incómodo? ¿Se sintió bien? ¿Hubieron fuegos artificiales y mariposas?—la bombardeo con preguntas brincando en el mismo punto con ansiedad.

—¿Cómo sabes que lo hice?.—pregunto terminando de entrar a su habitación, y cerrando la puerta tras de ella, no sin antes asegurarse que nadie hubiera escuchados las escandalosas preguntas de su hermana.

Ante su pregunta Hanabi solo sonrió mirándola con incredulidad.

—Nee-chan te oí llegar en la madrugada.—confeso rodando los ojos.—Creo que hasta Neji-nee también te escuchó—se burló de ella con una risita traviesa y burlona.

El rubor le llegó desde las orejas hasta la planta de ellos pies y vergüenza cayó sobre ella como un balde de agua fría, que ingenua había sido al creer que nadie la había escuchado. Soltando un grito de mortificación camino hasta su cama tumbándose en ella y haciendo que la risa de Hanabi aumentará.

¡¡Que vergüenza!! ¡¡Su primo la había escuchado llegar de madrugada!! No quería ni imaginar lo que estaría pasando por la cabeza de él en esos momentos.

—Olvídalo Nee-chan, solo fue Neji-nee, no es como si Otou-san te hubiera escuchado. No es para tanto.—le resto importancia su hermana palmeando su espalda.—Ahora si, ¿Me dirás finalmente cómo fue? ¿Sentiste mariposas y viste fuegos artificiales?.—pregunto y sin siquiera verla podía imaginar el brillo curioso en sus ojos.

¿Cómo había sido?

Para ser sincera ni siquiera recordaba mucho, de las pocas lagunas mentales que había tenido durante el día, sabía que había habido besos, torpes y babosos besos, había habido risas y algunas palabras en idioma ebrio, y también pero no menos importante había habido dolor, un dolor que sentía que la página a la mitad, un dolor que duró menos de lo que se sintió, y de ahí ya no recordaba más.

Levantando la mirada a su hermanita suspiro.—Supongo que estuvo bien.

—¿Bien? ¿Bien, malo? O ¿Bien, bueno? ¿Qué bien?.—peguntó confundida y ella suspiró mientras cerró sus ojos.

—Solo bien…—susurro avergonzada y entre dientes. Hanabi sonrió.

—Entonces Sasuke-kun lo hizo “Solo bien”.—rio divertida.—Me lo imaginé más del tipo “¡Lo hizo excelente!” o “¡¡Es un Dios en la cama!!”, pero supongo que un “Solo bien” también es bueno.

Lo siento Sasuke-kun…

Se disculpó mentalmente, pero en su defensa realmente no recordaba mucho. Así que no tenía como defenderlo de las suposiciones de su hermana.

¿Quién robo la virginidad de Uchiha Sasuke?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora