𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐘𝐎𝐔. ━ Jungwoo. ✓ (EDICIÓN)

━━━ 𝗣𝗥𝗢𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘.

── ¿A dónde demonios crees que saldrás tu a estas horas? ──preguntó Hyeon mirándome sería desde la puerta de la cocina, sus brazos cruzados y mirada prepotente── Son las doce, es de madrugada.

Me acomodé la chaqueta con impotencia acumulada, tratando de nos explotar de nuevo como había pasado minutos atrás.

──Bueno mamá, eso no parecía importarte hace cinco minutos. ──sonreí con sorna poniendo la gorra blanca sobre mi cabeza.

──Soy tu madre, tengo derecho a saber a dónde vas. ──me miró con aquellos ojos oscuros que no dejaban ver nada más que disgusto, rechazo── No puedes salir tan tarde de casa.

──Tú nunca fuiste mi madre y si llegué a considerarte como tal fue un error. ──la miré de arriba a abajo sosteniendo mi mano en la manija de la puerta── Hace tiempo que no sé con quién estoy compartiendo el techo.

Sin esperar alguna respuesta de su parte abrí la puerta azotándola después sin importarme los vecinos, después de todo ya habían escuchado bastante los gritos de nuestro encuentro anterior, que de callados no tenían nada y que de decentes tampoco. Bajé las escaleras con el ceño doliéndome de lo fruncido que estaba y con las manos apretadas en puños dentro de los bolsillos de la sudadera, rechiné los dientes sin poder controlar muy bien el estado de ánimo que cargaba y salí al exterior del edificio siendo azotada por el viento frío.

Caminé calle abajo tratando de olvidar lo que había pasado minutos atrás sin tener mucho éxito en el proceso, más eso me animó a sacar un tubito de nicotina del paquete que tenía en mi bolsillo junto con el encendedor azul. Sostuve entre mis labios el cigarrillo y con la mano derecha encendí el mechero tapando la brisa con la izquierda para que no apagara y el grado de molestia que tenía aumentase.

──Las chicas lindas no deben fumar.

──Y tú deberías ahorrarte los comentarios. ──respondí sonriendo sin mostrar los dientes al hombre mayor que reposaba a las afueras de un pequeño club.

Seguí mi camino hasta llegar al parque usualmente solía visitar cuando ocurrían este tipo de encuentros desagradables con aquella mujer que no hacía más que joderme la existencia, los cuales resultaban ser bastantes veces a la semana e incluso varios en un mismo día, como si trabajo fuese acabar con mi paciencia a como diera lugar, sin importando a donde nos llevasen las peleas. La mayoría de las veces terminaban en gritos y muy pocas a los golpes, pero no era imbécil como para dejarme poner un dedo de Hyeon encima, primero le quebraba el mismo antes que me golpease como si tuviese derecho a hacerlo.