capítulo nueve

936 96 51
                                    

Lo primero que mis ojos captaron al abrirse fueron el rostro dormido y relajado de Jungwoo.

Su cabello estaba desordenado sobre su frente y su boca semi abierta mientras estaba cubierto con el edredón hasta el cuello con medio rostro enterrado en la almohada; me parecía sumamente hermoso como parecía un ángel con tanta tranquilidad adornando su rostro, sin nada que lo pudiese corromper y en paz. La poca luz que se colaba por la tela de la cortina le daba de lleno en el cabello haciendo este lucir más dorado de lo que ya era, no se escuchaba nada, fuera de la habitación levemente se podía oír el bullicio de las calles, pero dentro del departamento no se oía absolutamente nada. Era relajante tener tanta paz, más de la que había tenido estando en el departamento con Hyeon.

Sonreí debajo de la sábana sintiéndome cómoda en todo el ambiente, colocando las manos debajo de la almohada sin despegar los ojos de la increíble obra de arte que tenía frente a mis narices. Lo iba a admirar y definitivamente iba a guardar esa imágen de él en lo más profundo de mi cabeza.

Fueron varios minutos los que pasaron hasta que su nariz se arrugó y sus ojos comenzaron a abrirse con pereza, no sé si fue porque mi mirada comenzaba a pesarle o porque ya su cuerpo le pedía despertar, pero poco a poco lo fue haciendo y yo lo miré con atención estando escondida debajo de las sábanas, espiándolo como si fuese un crimen el solo verlo dormir. Una sonrisa oculta salió de mis labios cuando un pequeño quejido resonó y al fin, cuando sus orbes oscuros me dieron la bienvenida, me quedé observándolos, viendo como sus mejillas comenzaban a tomar un leve color rosado que me pareció de lo más adorable; me reí, notando como se avergonzó  por haberle visto dormir durante varios minutos y me miró después de forma tímida.

A este punto no creía que aquella timidez fuese necesaria, habíamos dormido juntos y abrazados después de todo.

— Buenos días, Uwu. —saludé desde mi sitio sin perderme ninguno de sus movimientos.

— Buenos días, preciosa. —correspondió y fue inevitable no sonreír por el apodo.

Se acomodó mejor quedando boca arriba y dejó a la vista su torso cubierto por la camiseta gris, sus manos revolvieron su cabello con parsimonia, casi con pereza y de su boca salió otro botezo que se me hizo cómico.

Me senté en el colchón tiempo después, pasando mis dedos por mi cabello buscando peinarlo para dejarlo presentable y después tomé mi teléfono de la mesa de noche con la intensión de entrar a los mensajes. Presencié tres nuevos mensajes de Hyebin; respondí que debía hablar con ella sobre varias cosas, además de solicitar su ayuda, y quedamos en que luego, en el instituto encontraríamos el momento perfecto para hablar con calma y de frente a frente.

— ¿Qué piensas hacer? —preguntó Jungwoo después de un rato.

Dejé el teléfono en dónde lo había encontrado, recostándome está vez sobre mi estómago para poder verle mejor; mi mano derecha se apoyó debajo de mi barbilla y analicé un momento sus ojos fijos en los míos. Un suspiro brotó de mi boca unos segundos más tarde, mi cuello cedió como si hubiese perdido la batalla y cayó entre el enrollo de sábanas en la cama.

— Lo único que quiero hacer justo ahora es fumarme un cajetilla de cigarrillos. —expresé, con la voz ahogando todo mi pesar— Pero hablando seriamente, no lo sé. Supongo que le pediré ayuda a Hyebin y si ella está de acuerdo me quedaré en su departamento.

— También puedes quedarte aquí... conmigo. —ofreció pausado, elevé la mirada cuando eso salió de sus labios— A Doyoung no va a molestarle porque preferirá que estés aquí a que en las calles, puedo decirle cuando vuelva de dónde sus padres y la habitación de invitados siempre es una buena opción, aunque dormir conmigo es mejor.

𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐘𝐎𝐔. ━ Jungwoo. ✓ (EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora