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La oscuridad rodeaba la mansión, Marco contempló a su hijo dormir profundamente sobre la cuna que hace dos meses su esposa había mandado a diseñar.

Su Belle, su ángel ya no estaba.

- Hola pequeño... - susurro mientras pasaba sus manos por el cuerpo del bebé-. ¿Cómo estás?

El bebé en segundos se despertó de su larga siesta se removió en su cuna abriendo sus pequeñas manos hacia su padre. Se había acostumbrado al sonido de su voz.

- ¿Quieres que te cargue? - enarcó una ceja el mafioso mientras lo tomaba en sus brazos.

El niño comenzó a llorar de repente sin parar en los brazos de su padre, Marco no tuvo otra opción que devolverlo a la cuna para calmarlo.

- No te gusta el olor a hombre malo que tiene encima papá ¿Verdad? - Respondió al ver la Mancha de sangre en su camisa-. A mí tampoco me gusta a decir verdad - agrego él.

El bebé le dedico un gesto tierno como si entendiese lo que él le decía.

- Iré entonces a darme un baño - respondió Marco mientras caminaba hasta el cuarto de baño.

Se tomó sus minutos allí, ser padre soltero no era tarea fácil, no había un minuto en su vida que no pensará en ella. Desde que Belle se había ido sus días ya no eran los mismos. Toda su vida parecía una mentira, ya no tenía ninguna razón para seguir con todo, tan solo Gian Lucca si no fuera por él, hace mucho hubiera decidido acabar con su vida como aquel día en el acantilado.

La idea aún se le pasaba por la mente, nunca podría haber estado listo para no verla nunca más en su vida, era una tortura solo verla en los cuadros de la casa.

Marco abandono el cuarto de baño acercándose de nuevo a su hijo, le sonrió al verlo los ojos, siempre la veía en ellos reflejada.

- Ahora sí huelo bien hijo - susurro cargándolo en sus brazos-. ¿Te gusta? Es tu madre, era preciosa, ¿verdad? - enarcó una ceja mientras tomaba una fotografía de Belle en sus manos-. A ella le hubiera encantado conocerte - agregó dándole un beso en su sien.

Aunque Grace, la nodriza de Gian Lucca hiciera un buen trabajo en cuidarlo, nadie podría reemplazar a Belle, el bebé aún no se acostumbraba a estar en los brazos de otra mujer que no fuera su madre, como tampoco él podía demostrar que estaba preparado para ser padre.

- No tienes idea de cuánto extraño a mamá, quisiera tanto que estuvieras con nosotros... - de repente las lágrimas abandonaron sus ojos, era difícil para el recordarlo todo-. Sé que tú también la extrañas, y que te gustaría verla al igual que papá, aunque fuera una última vez....

El sonido de la puerta resonó, un golpe lo hizo girarse.

- Señor Valentiniani... - escucho la voz de la nodriza detrás de la puerta.

Se acercó rápidamente al closet sacando una camisa y un pantalón que se puso en tiempo record. Cuando estuvo listo abrió la puerta para para encontrar a Grace parada allí.

- Buenos días señor Valentiniani, vengo a llevarme al pequeño Lucca - dijo en respuesta mientras se hacía a un lado de la habitación.

- Buenos días - respondió luchando con abotonar un botón de su camisa-. Está bien... procura que se duerma temprano - dijo su jefe llevándolo hasta ella-. Gracias por cuidar de él Grace, prometo que esta semana pasará más tiempo conmigo.

- Por mí no hay ningún problema que cuidarlo, este Angelito no causa ningún problema.

La mujer lo tomó en sus brazos y luego se alejó hasta el jardín con el niño.

Perfecta Oscuridad  (No.2 de la Trilogia Peligroso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora