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Belle se aferró a las sabanas de la cama en la que se encontraba Niccolo dejando escapar sus lágrimas, apenas había podido entrar a verlo, su estado era crítico producto de los disparos, y los médicos no le daban esperanzas de vida.

- Papá,,debes despertar, no te preocupes por mí, te he perdonado. Solo despierta, ¿quieres? - sollozo abrazada a él.

Marco vio la escena desde el otro lado del vidrio de la habitación, apretó los puños a un costado de cuerpo y se alejó de allí.

- Que suertudo es ese bastardo - susurro entre dientes siendo escuchado por Basilio.

- ¿A qué se refiere señor? - cuestiono el hombre a sus espaldas.

- No merece el amor de Belle, menos su perdón, pero es tan inocente que se lo brinda sin importar el daño que ese hombre nos ha hecho. No soporto el hecho de que lo haga.

- Es su padre y está preocupada.

- Tienes razón, ella es diferente a mí, supongo que debería aprender de ella - suspiro al decirlo-. Pero es tan... difícil.

Los hombres detuvieron su conversación cunado la castaña abandonó la habitación. Belle corrió hasta los brazos de su marido escondiendo su rostro en su pecho y dejando escapar las lágrimas.

- No puedo soportar verlo así - sollozo sin parar-. No quería que le sucediera algo como esto.

- Tranquila, nadie sabía que iba a suceder - la intento consolar su esposo.

- No quiero que muera, a pesar de que su actitud no ha sido la mejor, es mi padre.

- Conejito...Eres dulce con quienes no merecen tu amor - susurro dándole un beso en su cabeza-. Supongo que esa es una de las cualidades que tiene mi esposa - sonrió limpiando sus lágrimas-. Deja de llorar, no me gusta verte así.

- ¿Y si muere? ¿Y si no pudo escuchar lo que le he dicho? - pregunto nerviosa.

- Bellucci no se rinde tan fácil, estoy seguro que te escuchó.

Belle se abrazó a su marido una vez más hasta que abandonaron el hospital. Marco no quería alarmar a su esposa de lo que había ocurrido, pero estaba convencido de que los enemigos de la santa corona estuvieran más cerca de lo imaginado.

**

Los autos estacionaron en la mansión, Leandro fue el primero en bajar de un maseratti último modelo negro. Se ajustó el traje y visualizó la mansión de los Valentiniani enfrente de él.

- Dile a tu jefe que estoy aquí - se dirigió a uno de los empleados que custodiaban la puerta. El hombre de inmediato alerto al resto de seguridad y los dejo ingresar.

Leandro camino por el pasillo que conducía a la oficina de marco, en su camino pudo ver los cuadros de Belle por todo el sitio. Había escuchado cosas de los otros hombres acerca de la loca obsesión del italiano pero esto superaba sus expectativas.

- Leandro - lo interrumpió la voz de Marco a sus espaldas.

- Don Marco - respondió el líder de la orden dándole su atención-. He sido notificado de lo que le ha sucedido a tu suegro, è un peccato (es una pena) - exclamo.

- ¿Tienes alguna idea de quien pueda tratarse? - pronunció el líder de la Ndrangheta mientras lo hacía pasar a su oficina.

Leandro tomo asiento en una de las sillas y se cruzó de brazos.

Perfecta Oscuridad  (No.2 de la Trilogia Peligroso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora