how we spent;; di angelo [ES]

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post how we grew

—No puedo creer que vayas a hacer esto, Sam.

Me encogí de hombros, restándole importancia. Por dentro, de todas formas, me carcomían los nervios. Paseé la mirada por los alrededores de uno de los tantos edificios de la universidad. Un parque lleno de adolescentes corriendo de un lado a otro, un café lleno de estudiantes con varias noches sin dormir y nieve cayendo en el medio de la ciudad de Nueva York. Había visto pocas cosas mejores.

—¿Sam? ¿Me estás escuchando?

—Perdón, Kal. Me distraje.

—No te preocupes. Decía que tengo clase hasta las tres y media, que es exactamente la hora en la que Nico termina de dar clase, ¿no? Podemos ir juntos hasta los apartamentos.

—Claro, sí. Mándame un mensaje en cuanto termines. Supongo que Nico va a tener que quedarse unos minutos extra respondiendo preguntas de sus alumnos.

—¿Qué le vas a preguntar tú? —Escuché que decía a través del parlante de mi teléfono.

Mordí mi labio inferior.

—No estoy segura. Creo que solo quiero ir e intentar pasar desapercibida. Me muero de ganas de saber cómo son sus clases. Quiero saber cómo trata a sus alumnos y cómo lo tratan ellos a él.

—Tendrás que contármelo luego. La profesora acaba de entrar al salón. Suerte.

Cortó la llamada y me volteé para entrar en el edificio. Solté un suspiro al sentir la calefacción rodearme, dejando atrás las temperaturas extremas del exterior. Me dirigí hasta el tercer piso, y fui hasta la que reconocí como el aula de historia europea. Un par de chicos esperaban afuera a sus compañeros, mientras que otros ya comenzaban a ocupar lugares en el salón.

Al entrar, me encontré con los asientos distribuidos hacia arriba, tal como en el cine, y me apresuré a sentarme en una de las filas del medio. Pasé los siguientes minutos garabateando en uno de mis cuadernos, específicamente en el de la clase que debía estar teniendo ahora, pero había sido cancelada. Escuché a alguien carraspear a mi lado y me volteé para encontrarme con una chica.

—Hola, ¿te molesta si me siento aquí?

Fruncí el ceño.

—Por supuesto que no. Adelante.

Ella me sonrió.

—Soy Lea, mucho gusto. Soy estudiante de intercambio. —Asentí en su dirección, tratando de ser amable. —¿Por qué estás usando lentes de sol adentro, en un día nublado?

Decidí ser directa.

—¿Quieres la verdad?

—Sí.

Me acerqué a ella, añadiéndole un poco de misterio al asunto.

—El profesor es mi novio, y quiero ver cómo son sus clases.

Abrió los ojos grandes.

—No te pases. ¿Qué hiciste para conseguir a ese bombón? Nunca había visto a tantas chicas interesadas en estudiar historia como desde que él está a cargo del curso.

Solté una risa.

—Es una historia larga. Pero él no sabe que vine, y no tengo idea de qué dirá luego.

—Entiendo. Igual, si fuera tú, me quitaría esos lentes. En general no presta mucha atención a quiénes vienen a su clase.

Seguí su consejo y guardé mis lentes en mi mochila. Di una mirada alrededor y noté que la clase se había estado llenando hasta estar repleta. Efectivamente noté un número alto de chicas sentadas en los primeros asientos.