i n s o l e n c e

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❝Somos seres extraños, odiando a a quienes aún no conocemos.❞

YoonGi no recuerda muy bien como fue que descubrió el odio sin razón. Pero si recuerda contra quién fue.
Él solía detestar que la gente siguiese intentando, desesperadamente, llamar la atención del mundo.

— ¡Miren, tengo las nuevas crayolas!

Pequeños detalles que son justificados por "son niños" a una cortita edad.

— Ella me habló, me mandó una foto y realmente cambié de tema.

— ¿A quién más se lo has dicho?

— Eres mi amigo, Shawn, ¿a quién más le diría?

— Es que... el resto parece saberlo.

— Ah, eso... solamente pedí un consejo ¡pero, confío en ti! Y solo te he dicho toda la verdad a ti.

Tal vez incluso después de la edad.

El odio era tan fácil de decir, pero difícil de comprender.

Aunque bien, no intentó decifrar más allá del odio, pudo experimentarlo día a día con su ebrio progenitor.

Y más allá de él, estaban sus dichosos amigos.

Un 15 de Mayo, su padre llegó con un solo hombre, presumido y con un par de canas saltándole por aquí y por allá, tenía dos hijos: un varón y una mujer.

Descubrió, para este entonces, que el hombre se apellidaba Sajen.

El hombre era casi idéntico a su padre, era un mentiroso de primera, egocéntrico, ebrio, drogadicto y toda la mierda humana.

YoonGi no pudo calificarlo mejor.

Aunque el hombre era la maldad misma, se dio cuenta que sonreía a todo, incluso cuando estaba molesto, y también se inclinaba a saludar de forma cortés. Aunque era de forma hipócrita.

Pero seguía observando que se parecía muchísimo a su padre, solo que sabía ocultarlo.

A YoonGi realmente no le importaba los asuntos que tenía con su progenitor, realmente... nada de eso era de su interés.
Así que solamente regalaba un oar de saludos igual de amables, y se retiraba al jardín que tenían, para sentarse en alguna de las bancas mientras se fumaba un churro de algo que no era hierba, pero al fin y al cabo era droga.

YoonGi se preguntaba, a veces, qué tendría de bueno drogarse. Aunque odiaba a su padre, por ser un maldito drogadicto, no se odiaba a si mismo.

Es decir... no mientras HoSeok sostuviera su mano, por encima de su regazo y le contara diferentes anécdotas.

— ¿Se puede?

Hasta ese punto, YoonGi no recuerda porqué la cría de un viejo asqueroso, palabras de Yoon, estaría en casa de otro viejo más detestable. O porqué la hermana de alguien estaría ahí.

Aunque realmente le valió.

Poco después, supo que había subestimado a la hija de Sajen la primera vez que la vio. Entonces no sabía nada sobre ella o su hermano y, aún hoy, no sabe mucho más allá de que están muertos.

Primero conoció a su hermano, que era el doble de desastre que su psdre, se pasaba noches emborrachándose con YoonGi y fumando una que otra cosa que YoonGi odiaba.

El muchacho era una mala persona.

Era una serpiente que reptaba por la calle, escogiendo a sus presas como si fuera su terreno de caza personal, pero después de observarlo de manera constante vio que la pequeña mierda tenía un punto débil: su hermana.

Hate (미움)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora