Cap 6: Clubs

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Hoy es el día de los club, toda la escuela está patas arriba. Sora y Ayase compiten a ver cuál de los dos une más integrantes a su club.

–Vamos todos vengan al club de voleibol masculino–.

–Todas las chicas y chicos interesados en la cocina únanse a mi club–.

– Sora, idiota por qué pusiste tu club al lado del mío–. Gritó Ayase con un aura demoníaca.

–Idiota yo, no nadie te mando a coger ese lugar–. Grita Sora mientras ambos  se peleaban, tirándose el cabello y golpeando sus cabezas.

–Awww, lindo se ven los sempai–. Dijo una compañera de Ayase del club de cocina.

–Exacto, son la pareja perfecta, se dice que los " que se pelean, se desean", no sempai–. Añadió el libero  del club de voleibol.

Al escuchar las palabras del chico se separaron instintivamente, rápidamente Ayase cambio su mirada en otra dirección no quería que Sora la viera sonrojada. El rubio mantuvo su vista en el suelo, estaba en el mismo problema.

–Bueno, yo vuelvo a mi club, adiós Sora–. Añadió la chica caminando con prisa.

–Igualmente–. Respondió Sora.

Kyota venía entrando a la escuela hoy no se da clase, todo es actividad de club. Así que era otro día perfecto levantarse tarde, Sora y Ayase acupados. Después que la noche anterior fue a buscarlos a comisaría y fue felicitado. Según el jefe de la policía estos chicos habían ayudado a capturar a esos malechores.

–Kyota!!!!!!!!–. Se sintió el grito desgarrador entre todos la actividades todo el mundo quedó en silencio.

–Por dios, yo que quería entrar si que nadie se diese cuenta–. Murmuró el peliblanco rascándose la cabeza.

Ahí estaban sus pesadillas Sora y Ayase cada uno con un papel en la mano, y gritando como si lo hubieran ensayado.

–Kyota-san, únete a nuestro club!!!!!!–.

–Nop–. Respondió Kyota sin pensarlo.

En menos de unos minutos, las chicas habían rodeado a Kyota con la misma interrogante. El club que tuviese a Kyota sería la envidia de los demás.

–Lo siento, es que no soy bueno en las actividades de los club–.Dijo el chico con una sonrisa.

–Mentira, el un cocinero excelente–. Gritó la pelinegra enfadada.

–Y me enseñó a jugar vóleibol–. Gritó el rubio.

–Pero eso lo puede hacer cualquiera–. Dijo Kyota con su sonrisa perfecta.

–Claro, cualquiera–. Añadieron Sora y Ayase.

–Si te haces el capitán del club de voleibol y haces que nuestra academia gane, entonces te dejamos tranquilo fuera de cualquier club–. Dijo Ayase para revivir el ánimo de la escuela por ese deporte.

–Están de acuerdo todos–. Gritó Sora.

–Sip–. Añadieron todos mientras asentían con la cabeza.

–Está bien–. Contestó el peliblanco frente a la amenaza, con una sonrisa que no puede ser más forzada.

–Ok , capitán las prácticas son mañana–. Dijo el rubio dándole un uniforme.

–Vale–. Dijo Kyota, para recibir un aplauso de todos.

Todas los estudiantes recobraron la confianza en que se podía ganar, pues la única vez que ganaron fue cuando Kyota dirigió el club, jugando de setter, volvia las rematadas de Sora imparables. Sora media 1,88 y Kyota 1,85 ambos había nacido con las cualidades perfectas para jugar voleibol. Pero Kyota solo jugó primer año, lograron ganar las nacionales y luego dejo el club. Sora continuó jugando pero ya no había un jugador estrella que los guiará en los momentos difíciles, además sabía que no era un buen capitán. Por eso insistía a Kyota de vez en cuando para que volviera pero, el príncipe plateado de la Academia Kishimoto había perdido las ganas de jugar. El rubio está vez no podía esconder su alegría, solo con pensar de que volvería a jugar con Kyota, su sangre hervía y la respiración se agitaba:

–Estoy ansioso–. Pensaba el rubio mientras apretaba el puño.
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Kyota pensaba tranquilamente con la cabeza gacha, miraba atentamente el club de voleibol desde su ventana. Siempre están animados, pero no lograba entender, una interrogante qué para el era lo más importante.

–"Si no puedes ganar, para que juegas"–. Murmuró sin encontrar una respuesta.

–Pues fácil, por qué juegas con el corazón, amas jugar, sientes el voleibol parte de tí y además lo mejor de todo aún que no ganes, "la amistad"–. Añadió una voz femenina desde la oscuridad.

–¿Quién eres?–. Dijo el peliblanco dirigiendo su vista en dirección a la voz.

–Tan rápido, te olvidas de mí–. Dijo la chica.

–Ah, eres la de ayer–. Afirmó Kyota.

–Soy Hana, no te acuerdas de mí nombre–. Dijo la chica quedando perpleja.

–Y otra cosas más importante que haces aquí–. Mencionó Kyota poniendo en alto al próximo discurso de la chica.

–Yo que al final se me olvidó darte esto–. Dijo la chica sacando un sobre de sus pechos.

–¿Qué es esto?–. Dijo el chico mientras no pudo evitar sentir el perfume de la chica en el sobre.

–El dinero del show, te lo manda mi amiga Yuno presidenta del Club Otaku–. Añadió la chica con una sonrisa.

–Se supone que tú eres la que entregaba el dinero, pues esperaba alguien más alto–. Añadió el peliblanco poniéndose de pie para dejar a la peliroja más pequeña aún.

–Disculpa, no soy pequeña, es que tú eres muy alto–. Añadió la peliroja con una sonrisa de chantaje.

–Ok, si tú lo dices–. Dijo el chico mientras se ponía de pie, le coloca la mano sobre la cabeza y se retira del lugar.

–Espera no me vas a invitar a cenar nuevamente–. Dijo la chica sonrojada.

–Lo siento, hoy no puedo, tengo que entrenar el club–. Dijo el chico levantado la mano para decir adiós.

–Ok–. Agachaba la cabeza la chica.

–El viernes a las 5 en el restaurante De Jhosay–. Gritó el chico sin parar de caminar.

–Oki–. Gritó la peliroja despidiéndose.

KuroHanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora