Cap 16: Otoño

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Hana llegó a su casa cerró la puerta y apoyo su espalda en ella, se dejó caer hasta quedar sentada. No podía quitarse de la cabeza aquellas escenas, puede que para una pareja normal fuera normal pero para la suya era el paso más grande dado.

– Hanami, te acuerdas por qué estás aquí–. Gritó la madre rompiendo todos las ilusiones de la chica.

– No vuelvas a llamarme así–. Respondió Hana algo enfadada.

– Ya veo lo mucho que sirvió el consejo de mi madre–. Se exaltó la mujer.

– Escúchame bien no permitiré que te vuelvas una rebelde, parece que tus nuevos juntamentos no te están haciendo bien–. Replicó señalado a Hana con un dedo.

– Y que sabes tú, solamente decides lo que es bueno y malo para mí, ni siquiera sabes mis gustos y si te pregunto quizás no te acuerdes de mí fecha de cumpleaños. Así que lo único que decides es lo que es mejor para tí, para padre y la corporación–. Gritó Hana enfadada como nunca antes.

La chica de cabello rojos corrió hacía su cuarto y se encerró, su pobre infancia estaba llena de disgustos. En su familia el dinero lo era todo, además de la opinión pública y las relaciones interesadas. Cuando era pequeña era la muñeca de la familia, todos los que visitaban la casa siempre decían.

– Wow que linda la niña, su pelo es precioso–.

– Es hermosa sobre todo su cabello carmesí–.

– Lo rumores son verdaderos, tal y como se espera de la familia Haru–.

 
Solo escapaba de toda esta carga en la casa de su abuela, pues tenía más libertades ya que en esa casa solo estaba las criadas. Las cuales jugaban con ella, la bañaban y daban de comer. Por lo q su abuela propuso los colegios privados, para cambiar su comportamiento y una vez que cumpla 14 mandarla estudiar a su tierra natal Japón.

Hana se crío en colegios y más colegios todos de chicas hasta mudarse a Japón y entrar a Kishimoto. Sus amigos cambiaban continuamente, al igual que su casa y los lugares. Pudo conocer a Yuno su amiga inseparable, también a Sora y Ayase y lo más importante a su amado Kyota.

– Entonces de verdad fue malo salir de aquel lugar–. Pensaba la chica.

– Creo que fue lo mejor que me pasó–. abrazando sus rodillas.

Paso un rato sentada en el lugar, su móvil fue asediado de llamadas de su amiga Yuno. No estaba de humor para conversar.

– ¿Por qué mi día no fue perfecto?–. Se preguntó la peliroja mientras levantaba la mirada y observaba su pelo.

– Es tu culpa–. Murmuró algo enfadada.

Su pelo rojo había sido el motivo de tan especial atención. A todo el mundo le gustaba su cabello largo y rojo. Pero, alguna vez a ella le gustó. Tomo una tijera de la cómoda y amenazó su cabello, quizás era rabia o temor. Estaba decidida acabar con esto de una vez, no contó con el valor suficiente para presionar la tijera, pues ese color rojo era lo que la representaba.

– No te engañes–. Se golpeó la cabeza mirando el suelo.

No sabía el motivo pero lo único que le impidió cortar su pelo fue Kyota. Se imaginaba la cara de disgusto que pondría al enterrarse que hizo esto por un estúpido berrinche. Culpaba su pelo sin ningún motivo, además sus amigas habían tenido el pelo de varios colores y nunca tuvieron estos problemas.

– La culpa no es de mi pelo, es mi familia–. Salto hacia su cama llena de rabia se peleó con sus almohada y las mordió descargando su ira.

– mmmm, ok, ya veo que acabaste de volverte loca–. Dijo Yuno apoyada en el marco de la puerta.

– ¿Cómo entraste?–. Pregunto la peliroja toda despeinada.

– Tu misma me diste una copia–. Añadió Yuno entrecerrando los ojos y mirándola inquisitivamente.

– No me acuerdo de eso–. Añadió la peliroja.

– Pues somos hermanas inseparables, toma te dejo la llave de mi casa y del cuarto puedes ir en caso de que no te responda al móvil, puede ser que este muriendo–. Agregó Yuno de manera burlona.

– Pues ahora que lo dices es verdad–. Rascó su cabeza la peliroja.

– ¿Qué tienes?–. Dijo Yuno sentándose a su lado.

– Nada, algo deprimida cosas mías–. Asintió la peliroja.

– Si es por eso Kyota, me dices, voy le doy unos buenos puñetazos y listo–. Agregó Yuno dejándose caer en la cama.

– No no, no es eso–. Agregó Hana moviendo sus manos alocadamente.

– Solo nos queda otro año en la escuela, debo encontrar una nueva presidenta para el club Otaku–. Agregó la pelinegra con voz apagada.

– Párate un momento–. Gritó Hana sorprendida, poniendo una mano en su boca.

Yuno se puso de pie lentamente como siempre sin ganas. Levanto sus brazos y se dió una vuelta. Sus ropas son apretadas echas de cuero oscuro y brillante. Su singular exceso de los colores negro y rojo en el maquillaje, lo que hacía ver su piel aún más pálida. En vez de freaky parecía una vampira que era lo que quería aparentar.

– ¿Qué te hiciste en el cabello?–. Gritó Hana parándose de la cama e inspeccionando a su amiga.

– Ahhh, te refieres a eso pues le dije a Susan que me molestaba el mechón de la derecha y me hizo este corte, a qué es cool–. Agregó la pelinegra orgullosa.

– Cuántas veces hablamos de esto–. Dijo la peliroja seriamente.

– Si lo sé pero...–. intentó defenderse Yuno.

– Pero nada, nunca pensé que me harías eso a mí–. Añadió Hana.

– Vale, lo siento–. Replicó Yuno con una sonrisa forzada.

– Piensas que esto se arreglará con un lo siento–. Dijo la peliroja algo enfadada.

– Sabía que tarde o temprano lo descubrirías–. Se dió una palmada en la frente la pelinegra.

– Por favor márchate, ya tuve bastante decepciones por hoy–. Dijo la peliroja sentándose en la cama.

– Pero......aaaahhhh...Está bien–. Agregó Yuno saliendo por la puerta.

Hana se quedó tirada en su cama, terminando ambas chicas con su telenovela. Sonó el móvil en la mesa de Hana con un mensaje.

Tu tiempo se acabó , es hora de que vuelvas a casa.
                                      Padre

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⏰ Última actualización: Jul 20, 2020 ⏰

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