Cap 12: Nueva vida

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Un rayo de sol le dió a la joven directamente en la cara, se movió de un lado al otro intentando evitar está molestia . Abrió sus ojos lentamente, miraba su pelo, estaba completamente enredado.

– Soy un desastre total y aunque lo sepa, no hago más que resignarme –.

Miraba sus manos atentamente y cayó una lágrima sobre estás, abrazó fuertemente sus almohada. Pues era su único consuelo en este momento tan duro, solo podía llorar en silencio y resistir el dolor. Ya sus padres se habían percatado del cambio en la manera de actuar de su hija.

– Tendremos que hacer algo–. Dijo el padre que se encontraba mirando por la puerta.

– Pero que hacemos–. Dijo la madre preocupada.

– Llamaré algunos contactos que tengo en Osaka, en estos momentos lo mejor es que este sola, que empiece una nueva vida lejos de aquí–. Dijo el padre.

– Pero que piensas hacer–. Expresó la madre a punto de romper un llanto.

– Se que es duró pero es lo mejor para todos, la mandaré a estudiar a Osaka–.

– Pero....–. Prefirió no terminar la frase también sentía el dolor de su marido.

– Hoy mismo después de comida, partirá, cuánto más pronto mejor–. Dijo el padre retirándose del lugar.

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  Colegio de Kishimoto:

Kyota y Sora salieron del aula rumbo al patio, para almorzar cuando fueron detenidos por Hana.

– Ayase-sempai no vino hoy–. Dijo la peliroja mirando su puesto.

– No–. Añadió Kyota.

– Bueno la reunión de presidentes de club es hoy y como tú eres el capitán del club de voleibol tienes que venir conmigo–. Añadió Hana.

– Lo siento, no tengo tiempo–. Dijo Kyota evitando a la chica para seguir su camino.

– Adiós, Sora-sempai–. Gritó la peliroja arrastrando a Kyota de la mano.

  La escuela estuvo activa todo el día, Hana y Kyota fueron los encargados de llevar los papeles de las reuniones a la dirección.

– Olvide cerrar el local de las reuniones, ahora vengo–. Dijo la chica mientras salió corriendo y dejo a Kyota en la dirección.

– ¿Qué una transferencia?–. Se escuchó una voz en la oficina de al lado.

– Me puede decir el nombre–. Se escuchaba perfectamente la conversación lo que hizo sentir interés a Kyota.

– De verás la señorita Ayase–. Se exaltó un poco.

– Para dónde es el traslado–.

– A Osaka–. El chico abrió los ojos al escuchar semejante información, pero debía pensarlo con calma.

– Está es la escusa por la cuál Ayase había faltado–. El chico se pegó a la pared  para intentar oír mejor.

– ¿Qué haces Kyo-kun?–. Agregó la chica un poco asustada.

– Nada, cállate y deja de utilizar disminutivos–. Dijo el chico intentando concentrarse.

– Es solo un apodo como novia, o prefieres que te llamé "Amo"–. Dijo la chica con voz pervertida.

– Ok, pero cállate ya–. Añadió Kyota que no había escuchado ninguna de las conversaciones ni la de Hana ni la de la voz misteriosa.

– Ah, otra cosa debo entregar mi tarea de Ciencias, vuelvo en 5 min–. Dijo la peliroja tomando su mochila y echando a correr.

– Mierda al final, no pude escuchar lo último–. Dijo el chico recogiendo sus cosas y abandonando el lugar.

Caminó por el pasillo principal, pensando en que debería hacer. Sonrió levemente, solo hay alguien que puede cambiar eso.

– !Amo!!!!!!–. Se sintió una voz por el pasillo y el eco recorrió todos los rincones de este.

– ¿Por qué no me esperaste?–. Dijo la peliroja enojada formandole un berrinche.

– ¿Cómo me llamaste?–. Dijo el chico frunciendo el ceño.

– !!Amo!!!–. Gritó Hana.

– Estoy muy brava y si no quieres que grite aquí mismo "amo, y que eres un pervertido sádico". Empieza por llevarme a comprar helados ahora mismo–. Amenazó la peliroja.

El chico la arrinconó contra la pared, apretandola por los cachetes de manera ruda. Metió su muslo en la entrepierna de la chica y levantándola  de tal manera que solo la punta de sus pies tocaran el suelo. Sus labios estaban casi apuntó de rozar y una mirada que le puso los pelos de punta a la peliroja.

– Y si tú no quieres que yo me vuelva de verdad un pervertido sádico, mejor cierra esa linda boquita tuya–. Le susurró sensualmente a la peliroja para luego dejarla caer y mirarla con una sonrisa arrogante.

– Y por la satisfacción que me dió tu expresión, tú amo te comprará un helado–. Dijo el chico para luego continuar su camino.

– Menos mal que me soltó, sino me corro aquí–. Suspiro la peliroja persiguiendolo.

Kyota saco su móvil y marco el número de Sora.

– Imbécil que haces–. Gritó Kyota enojado.

– Pues acostado–. Respondió Sora.

– ¿Qué bien?. Tienes 15 min para ir y buscar a Ayase a la Terminal del Tren, sino la perderás para siempre–. Gritó Kyota.

– Pero......–. Me colgó.

Sora aún no entendía nada, pero igual salió corriendo, tomo un abrigo el cual se colocó por el camino, llamó a varios taxis pero ninguno contestaba.

– No, mierda–.

Corrió a más no poder entre varios callejones para tomar un atajo, pero llegaría a tiempo. Nunca hablo con Kyota sobre la broma y este tampoco se burló de él. Entonces sería verdad, Ayase se me declaro y yo de inútil no me dí cuenta. Esto impulso al joven a correr más rápido.

– 5 min puedo lograrlo–. Dobló para cruzar una avenida sin mirar.

– Puedo lograrlo–. Cuando su tiempo se paró completamente y fue chocado por unos ciclistas.

No sé lastimó mucho solo se sentía algo mareado debido al golpe que se dió en la cabeza, pero se levantó para seguir corriendo. Cayó al suelo su vista no fijaba bien el camino, sus pies comenzaban a fallarle.

– Mierda–. Gritó el chico levantándose nuevamente.

Llegó  a la estación del tren y entre tantas personas. Su cuerpo al límite y una gran dolor de cabeza. No era capaz de encontrarla, cuando se abrió una línea de paz entre tanto caos ocasionado por la persona.

– Ahí estaba la chica de sus sueños, sentada justamente en la ventana leyendo un libro–. Corrió para impedir su partida pero era demasiado tarde el tren estaba saliendo y era imposible que lo escuchará.

Lo último que llegó a ver fueron las lágrimas de la chica y por el cristal diciendo adiós. Se había dado cuenta de su presencia, esto hizo al chico sentirse más culpable.

– Te vas por qué quieres–. Se respondió el rubio perdiendo el conocimiento.
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Después de levantarse en el hospital vió en su móvil un mensaje escrito.

– Comenzaré una nueva vida, espero que seas feliz–.

KuroHanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora