Ayase había logrado ejecutar su plan a la perfección una pareja por cabina. Pensó, que si iba a luchar que fuese en su territorio así tendría más oportunidades. Pero aquí se presentaba el primer problema, había olvidado por completo su miedo a las alturas y el efecto de mareo que le causaban. Al sentir la presión del ascenso comenzó a dar vueltas su cabeza. Para asegurarse de la altitud en la que estaban miro hacia abajo, quedó paralizada y se sentó mientras abrazaba fuertemente a Sora.
– Mierda, por qué me tocó a mí hacer esto– Se quejaba la pelinegra apretando cada vez más el brazo de su amigo mientras continuaban subiendo.
– No te preocupes, Ayase, Si a medida que subamos irá más lento y pasaremos por lo menos 30 min en lo más alto–. Añadió Sora con una sonrisa intentado ayudar a su amiga pero lo que consiguió fue sacarla de sí completamente.
–!Qué!!!!. Debo pasar 30 min aquí, voy a morir, Sora ayúdame por favor–. Gritaba la chica mientras sus pensamientos se hacían un nudo.
– Tranquila, mientras esté aquí, juro que nada malo te pasará–. Añadió el rubio quedando pensativo, pues no era la primera vez que lo decía.
Ayase estaba un poco aturdida pero las palabras de su amigo la hicieron reaccionar. Se sentó, respiraba profundamente y su corazón aún estaba un poco agitado, pero no era a causa de las alturas. Por fin se había dado cuenta están los dos encerrados por media hora, era su oportunidad para dejar claro sus sentimientos. Se armó con todo el valor que pudo y gritó:
– Ayase, quiero que sepas algo–. Dijo Sora interrumpiendo el intento desesperado de su amiga.
– Siempre te he amado, desde que éramos pequeños ninguna de mis palabras fue broma–. Continuó hablando el rubio sin el valor necesario de mirar la cara de la chica.
– No sólo eso, a veces hacía travesuras para que te rieras de mí y así poder ver tú sonrisa–.
– Se que era algo estúpido, pensarás que estoy loco, pero haría lo que fuera por verte sonreír–.
El rubio miro a la chica a la cara, se encontró con un rostro lleno de lágrimas. Acaso las palabras la habían afectado, pensaba el chico conteniendo sus lágrimas.
– S....o..rr....aaa...–. Intentaba desesperadamente la chica poder decir una palabra pero era inútil.
– Después de tanto tiempo por fin tengo valor para decirte lo que siento–.
– Pero llegó.......–.
– Idiota, déjame hablar a mi también, tengo cosas que no puedo retener en mi pecho, mi corazón no aguanta tanta presión, crees que soy tan fuerte como tú–. Gritó la chica mientras suavemente golpeaba con los puños el pecho del rubio.
– Yo sé que fui una tonta todo este tiempo, no te preste atención y pensé que lo que hacías era jugando–. Lloraba la chica mientras se desahogaba.
– Te esforzaste todo el tiempo para ser mi hombre perfecto....–. Las lágrimas no paraban de salir pero al mismo tiempo cerraban varias heridas en su corazón.
– Y yo no puedo disculparme por todo eso, pero quiero que sepas algo–. Suspiro la chica.
– Te amo–. Dejo salir aquellas palabras que ya se hacían pesadas y entre más tiempo pasaran encerradas más daño le harían.
Ninguno de los había tenido una relación antes, el rubio no sabía que decir y la pelinegra se sentía mejor al dejar salir esas palabras. Pero ahora como avanzaban, se supone que decir esto es lo más difícil.
– ¿Qué respondo?–. Pensaba el rubio intentando buscar una respuesta.
– Y ahora que sigue– Se preguntaba la chica.
– Ya sé, seguro esto es una broma de Kyota y Ayase para vengarme de quedarme dormido–. Pensó Sora mientras comenzaba a reír.
– ¿Qué le pasa, por qué comienza a reír de la nada?– Se interrogaba la chica.
– Ya para, donde estas grabando, sabes no es nada bonito que juegues conmigo–. Dijo el rubio mientras se secaba las lágrimas.
– Ya entiendo, piensa que me burló de él–. Pensó Ayase, si saber como responder.
– Ya vale, me cogiste, te quedó muy bien todo eso de llorar, hasta yo me lo creí–. Añadió el rubio intentando recomponerse.
–.....–. mantenía el silencio la pelinegra sin levantar la cabeza.
– Duele sabes, ser rechazado por tanto tiempo, ser invisible para la mujer que amas y no poder cambiarlo duele–. Apretaba su pecho y respiraba agitado.
– Lo que hice fue, causarle daño todo este tiempo, no soy nadie para imponer mi felicidad ahora–. Seguía perdida en sus pensamientos la pelinegra.
– Si, es una broma, Kyota y yo la preparamos para molestarte–. Dijo la chica con una sonrisa reprimiendo en su interior todo lo que sentía.
– Por dios es la broma más pesada que me han gastado–. Dijo el rubio deslizando su espalda por la pared hasta quedar sentado.
– Debo ser fuerte, entender que no puede ser feliz conmigo, solo le cause dolor cuando él me dió su amor–. Era la tortura mental de la chica.
Pasaron el tiempo restante cada cuál en su lugar, el silencio se apoderó de la cabina la cuál debería estar llena de felicidad. Sora debía superar ese dolor y Ayase la culpa para lograr la felicidad. Ninguno de los dos se encontraba en condiciones para llevar una relación. Sinteron el descenso eso era señal de que iba bajando así que comenzaron a acomodarse y intentarion entablar alguna conversación, quería mantener oculto lo que sentían. Para Sora no era ninguna molestia, ya lo había echo casi 12 años, en cambio para Ayase sería más doloroso. Pero los dos sabían no importa con cuántas sonrisas intentarán escapar, Kyota los descubriría. Los dos chicos bajaron de la cabina riéndose y se percataron de la ausencia de Hana.
– Vaya, parece que no fue como lo planeamos–. Afirmó Ayase aliviada.
– Ya veo que no fui la única rechazada–. Pensaba la pelinegra.
Pero hizo un pequeño desliz para mostrar que estaba triste, miro los ojos de Kyota en los cuáles estaba escrito.
– ¿Qué pasó?–. Completamente en llamas.
La chica reaccionó rápidamente y golpeó con todas sus fuerzas sus cachetes, quedando todo colorados.
– ¿Qué sueño? – Bostezó la chica para disimular.
– Bueno chicos, no vemos mañana–. Dijo Kyota mientras daba media vuelta y se alejaba caminando.
– Chaooo–. Gritaron Ayase y Sora mientras agitaban su mano alegremente.
– Bueno hasta mañana Ayase, de verdad no puedo creer que se haya prestado para semejante broma–. Agregó Sora mientras perseguía a Kyota.
La chica quedó callada ya no debía finjir más y tomo camino a su casa. No estaba muy lejos pero para su ánimo era mejor morir en el camino.
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KuroHana
RomanceEs una historia de amor basada en las vivencias de dos parejas jóvenes, que harán hasta lo imposible por estar juntos. Kyota es un joven bastante reservado y mantiene su vida privada alejada de todos sus familiares y amigos. Luego llegara a su vida...