Changkyun comenzó a tener el hábito de encontrar a Jooheon después de su detención.
El chico peli negro siempre estaba en la sala de música, con los dedos saltando y volando sobre las teclas, como los pájaros, que emigran al sur para el invierno.Un día, cuando llovía a cántaros, Changkyun le dio a Jooheon su chaqueta de cuero. Vio como los familiares ojos cafés se arrugaban con una sonrisa.
—La oferta sigue en pie —Changkyun le hizo un gesto a su bicicleta.
Jooheon asintió y respondió: —Lo sé.
Y con eso, se fueron por caminos separados.