Se encontraban los sábados, en la cafetería Creamfields, dónde trabajaba Jooheon. Él hacía descansos para sentarse con Changkyun, en una mesa para dos, cerca de la ventana.
Jooheon siempre le daba a Changkyun su bebida gratis, una de las ventajas de cada turno. Un americano con un poco de crema. Jooheon lo recordó.
Hoy era el sexto sábado consecutivo que se reunían, por lo que todo lo que hacían juntos se convertía en rutina. Salían de la escuela entre semana y se reunían en Creamfields los sábados.
—Deberías venir mañana —Jooheon sorbió con cautela su café negro.
—¿Aquí? Pensé que me habías dicho que el domingo era tu día libre.
—En mi casa.
—¿Tu casa?
—Sí. Mi padre no va a estar en casa. Estará en un viaje de trabajo por las próximas dos semanas.
—Mmmm.
—No tienes que hacerlo. Fue una pregunta estúpida de todas formas.
—No, no. Me encantaría, Jooheon.
Jooheon nunca se cansaría de oír su nombre salir por esos labios en forma de arco de cupido.