Changkyun pensó que podrían haber sabido a... a sal, tal vez. O a menta. O... a jengibre. Eso es lo que había imaginado.
Pero no.
Era como un glaseado extendido sobre un pastelito, completo con espolvoreado de azúcar, como un refrescante tazón de helado en verano.
Era dulce y cálido, como Jooheon, el chico de la vainilla.