HashiMada - The Bride of Necro

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"A menudo nos encontramos con historias que nos hacen preguntarnos, ¿qué tipo de «locuras» el ser humano es capaz de realizar?, ya sea por el dinero, el amor, la enfermedad, la desesperación y la enfermedad. Y es muy preocupante cuando más de uno de los factores antes mencionados, inciden sobre un mismo individuo. Esta historia te lo mostrará..."

Hashirama Senju dejó su ciudad natal de Dresde (Alemania) en 1927 rumbo a Key West, Florida, en busca de una nueva vida. El médico tenía entonces 35 años de edad. Una vez ahí, Senju comenzó a trabajar en el Hospital de la Marina de los Estados Unidos como radiólogo y patólogo. Dotado de gran inteligencia, tenía un taller en su casa, donde construyó numerosos inventos, como un avión hecho de chatarra y equipo militar sobrante al que cariñosamente llamaba «Condesa Elaine». Y así, el médico experimentado llevaba su vida, hasta que en abril de 1930 una paciente cambiaría totalmente su historia.

—Pasa —Su voz se notaba soñadora, los demás pacientes pasaban en segundo plano cuando este hombre de cabello color azabache como el ébano entraba allí, su presencia iluminaba su día.

Madara Uchiha, aquel bello hombre de 21 años de edad que había sido diagnosticado con tuberculosis y recibía la atención del Dr. Senju.

—Buenas... ¿Cómo te encuentras hoy? —interrogó el médico al menor.
—No he mejorado, la tos ya no sale solo con esputo, ha empeorado y sale con varias gotas de sangre —respondió a la interrogante del mayor mientras cerraba su propio puño derecho y lo llevaba a la altura de su propia boca. Allí cerró con fuerza sus ojos y tosió.

Por la mente de este médico, corría la pena y el dolor de perder a su enamorado, joven que no sabía que era enamorado del doctor, o que lo traía totalmente loco.
La desesperación lo estaba matando al enterarse de que no tendría salvación.

Su bella rosa negra, su cuervo, por así decirle en referencia a esos largos, pero rebeldes cabellos..., a simple vista poseía los síntomas de esa infecciosa enfermedad que lo mataba lentamente. Sus antiguas regordetas mejillas estaban ahuecadas denotando su bajo peso, su piel levemente bronceada, ahora era igual de pálida que un papel, el rostro de fatiga, la tos grave y molestia.

—¿Has presentado algún otro síntoma aparte de los que ya tenías?
—Sí, doctor. He perdido el apetito, sufro de fiebre, escalofríos, sudor y el dolor en el pecho se ha vuelto más intenso —El doctor se congeló ante aquello.
—Doctor... —Su melódica voz sacó al médico de sus pensamientos—. Mi cuerpo se lo dejó a usted, quiero que usted se encargue de mi velorio y entierro, después de todo, los demás me abandonaron en este mundo por mi enfermedad... Son unos jodidos hijos de perra
— Claro —La sonrisa de pena en el rostro del médico se transformó luego en un semblante serio, el cual procedió a susurrar—. Yo a ti te tendré

Hashirama intentó recurrir desesperadamente a todo tipo de tratamiento para salvar a Madara, desde invenciones de pociones hasta descargas eléctricas en el paciente, pero todas sin éxito.

(...)

Sin saber que sería el último día de pétalos en su rosa, se mantuvo a su lado, sujetando esa mano que estaba totalmente fría.

—Doctor... —Se escuchó a duras penas la leve voz del Uchiha, quien dirigió la mirada a su médico. Aunque no podía verlo debido a que su vista se nublaba por su lecho. La fiebre y el dolor poco a poco le iban ganando.
—Por favor, manténgase a mi lado. —mencionó el mayor tomando esa mano fría mientras veía como el dueño de esa cerraba los ojos.

Su última tos, dejando caer la sangre en su propio pecho y cesar su respiración.
Lágrimas de un cruel dolor amargo se escaparon de las gafas del médico, quien procedió a recostarse al lado del cuerpo de su amado y abrazarlo, cuerpo que quedo completamente helado sin señal de vida, Madara falleció.

PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora