CHAPITRE CINQ

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Miro satisfactoriamente el espejo que se encuentra en frente de mis ojos, doy una semi vuelta y observo los lados de mi cuerpo en el reflejo del espejo para asegurarme de que el vestido negro se encuentra perfectamente ajustado a mi cuerpo, y así es, el vestido consigue resaltar mis curvas. Tras haber terminado de contemplar mi propio reflejo, me agacho y ato los tacones negros que he escogido para la cita con Cedric de hoy.

Oigo desde mi habitación los golpes provenientes de la puerta principal, tras terminar de atarme los tacones, camino con rapidez hasta la puerta temiendo que sea la persona oculta de las cartas. Cada vez que oigo el sonido de la puerta siento que podría encontrármelo.

Cuando abro la puerta, me encuentro con la imagen de mi vecino apoyando su brazo contra el borde de la puerta. Lleva una camisa blanca sin abrochar, dejando a la vista los tatuajes de su pecho y abdomen. Intento desviar mi mirada de ellos rápidamente, pero es demasiado tarde, él se ha dado cuenta de mi observación.

—Edward —me apoyo contra el borde de la puerta imitando su postura. Él sonríe sintiendo mi mirada analizándolo.

—¿Dónde vas así? —ahora es él quien me analiza a mi, mordiendo su labio inferior apreciando mis curvas.

—Tengo una cena —respondo sonriendo satisfactoriamente al conseguir su atención sobre mi cuerpo—. ¿Quieres algo? —el chico ríe mientras aparta su mirada por unos segundos.

—Creo que ya sabes lo que quiero —su tono de voz cambia a uno más coqueto mientras da un paso para acercarse a mi cuerpo, a continuación, empuja mi cuerpo para adentrarnos a la casa—. Me debes algo, ¿no crees?

—Tengo que irme —susurro sintiendo su respiración chocar contra mis labios mientras su brazo rodea mi cintura. Ayer por la noche lo había dejado con ganas de más, y por lo que veo, no se le ha olvidado.

—Deberías pasarte por mi piso cuando vuelvas de esa cena —su tono ronco consigue que un escalofrío recorra mi cuerpo, sonríe al notar el efecto que causa su voz en mi y acerca sus labios a los míos para rozarlos con suavidad, sin llegar a unirlos en un beso, se separa de mi cuerpo y da la vuelta para volver hasta su departamento. Su cuerpo se gira y, antes de volver a adentrarse en su casa, me echa una última mirada para guiñarme el ojo.

Su actitud me enciende.

Intentando ignorar lo sucedido, busco mi móvil para percatarme de la hora en la pantalla del dispositivo; las siete y media, había quedado con Cedric en el mismo restaurante que la última vez a las ocho. Busco mi chaqueta rosa de pelo sintético y mi pequeño bolso del mismo tono de color que la prenda anteriormente mencionada antes de salir de mi departamento e ir hasta el coche, lo pongo en marcha y recorro el mismo camino hacia el restaurante que ya había tomado, no es un camino muy largo, pero prefiero ir en coche por el hecho de llevar tacones. A pesar de amarlos, nunca termino de acostumbrarme a pasar demasiado tiempo con ellos puestos.

Aparco en el mismo lugar que ocupé la última vez, pero esta vez no me paro en ningún bar, voy directamente hasta el restaurante en el que me voy a encontrar con el profesor Cedric; La Salle.

Cuando entro, saludo a la camarera que se ubica en la entrada, le doy mi nombre y ella me guía hasta la mesa en la que se encuentra el opuesto hombre de ojos claros y cabello algo canoso. Él es el hombre con el que disfruté una maravillosa aventura en una etapa algo triste de mi vida, el hombre que jugó con mi pequeño y frío corazón aprovechándose de la situación, el hombre con el que me ilusioné aún sabiendo las consecuencias de nuestro pequeño e inexistente romance.

—Lyrae —Cedric se levanta de su asiento con una sonrisa al verme, cuando me encuentro delante de él, agarra mi mano y con delicadeza la lleva hasta sus labios para dejar un pequeño beso antes de estirar de mi mano para acercarme a su cuerpo y dejar dos besos sobre mis mejillas—. Te ves estupenda, como siempre —murmura cerca de mi oído antes de separarse de mi cuerpo volviendo a su asiento, al igual que él, me siento mientras le dedico una sonrisa.

DEAR; FEMME FATALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora