CHAPITRE DIX

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—No necesitaba tu acompañamiento hasta aquí —digo en un murmuro, tratando de no llamar ninguna clase de atención por parte de los vecinos.

—Tienes un acosador detrás, no pienso dejarte sola —Brandon se encoge de hombros, asiento con una sonrisa mientras trato de encontrar las llaves de mi departamento en mis bolsillos.

Él ha insistido en acompañarme después del desayuno hasta mi hogar, no me ha parecido una buena idea, no sería agradable toparnos con la presencia de Edward, sin embargo, he terminado accediendo al estar agotada por su dura insistencia, y es que, Brandon termina consiguiendo lo que quiere.

—Creo que es imposible, vivo sola.

Al encontrar las llaves de mi departamento, las introduzco en la cerradura de la puerta. Contemplo a Brandon, esperando alguna clase de respuesta corporal o verbal para dejarme saber si voy a seguir con su compañia, porque si es así, prefiero que entre en mi casa antes de ser descubierto.

—¿Vacaciones, verdad? —asiento con mi rostro—. ¿Te apetece un poco de jarana?

Mi lenguaje corporal no tarda demasiado en responder, mis ojos en seguida se muestran ilusionados mientras mi cabeza se mueve en modo de afirmación.

—No sabes las ganas que tengo de jarana.

El chico guiña un ojo mientras suelta una carcajada. Da un paso interrumpiendo los centímetros que nos separan para acercar sus labios a mi rostro, dejando un beso sobre mi mejilla antes de separarse para ir hacia el ascensor.

—Esta noche la tendrás —sus ojos dejan de mantener contacto visual con los míos para fijarse en la puerta abriéndose—. Te diría que te pusieses guapa, pero tú no necesitas esas palabras.

Dejo escapar una pequeña carcajada como respuesta mientras mi cuerpo se adentra a la casa.

—Te recogeré a las diez, preciosa —oigo decir a Brandon antes de desaparecer dentro del ascensor.

Rio asintiendo mientras su presencia desaparece. He de decir que este chico me cae mejor de lo que pensaba. Creí que iba a ser un grano en el culo, pero en realidad es agradable su presencia.

¿Desde cuándo me estoy volviendo tan débil? Pocas veces me ha importado si me cae bien o mal una persona.

—¿Jarana? ¿En serio vas a salir con ese capullo? —la voz que menos quería escuchar en estos momentos se hace presente—. ¿Qué coño haces?

—¿Cuándo vas a dejar de meterte en mi vida, sucio británico?

—Cuando sepas llevarla bien, niña sucia —al voltear mi cuerpo me encuentro con el suyo apoyado en la puerta de su apartamento. ¿Estaba escuchando detrás de la puerta o ya estaba ahí desde antes? Lo dudo, me hubiera dado cuenta—. No quiero que salgas con ese.

—¡Sorpresa! No me interesa saber lo que quieres. Soy libre de hacer lo que haga, por algo soy independiente —ruedo los ojos al mismo tiempo que giro mi propio cuerpo hacia la puerta.

—¿¡Y piensas que me importa una mierda!? —el tono masculino de su voz se alza en un tono fuerte y seco—. ¡Si me entero que ese te toca no me va a sentar mal tener que cortarle los dedos!

—¡Baja tu jodido tono de voz y deja de hablar gilipolleces! —exclamo esta vez yo, acercando unos pasos quedando más cerca de él—. ¡No entiendo quién te crees para controlar mi vida! ¡Eres mi jodido vecino, así que cállate de una jodida vez!

—Ni se te ocurra callarme ni una sola vez —me advierte dando un paso hacia adelante, sus piernas son tan largas que aquel pequeño paso le hace quedar a escasos centímetros de mi cuerpo—. Y deja de mirarme de esa forma. Estoy harto de ti.

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⏰ Última actualización: Feb 18, 2022 ⏰

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DEAR; FEMME FATALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora