CHAPITRE SEPT

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No puedo parar de meterme y a los segundos salirme del chat de Cedric, han pasado tres días desde lo sucedido y él no se ha molestado en hablarme, casualmente, tampoco he recibido ningún mensaje por parte del admirador secreto, cada vez me siento más segura de que detrás de las cartas y aquellos mensajes, se encuentra Cedric. No confío en ese hombre, no confío en sus palabras, no confío en absolutamente nada que tenga que ver con él. Nunca debí de confíar.

Pero lo peor es que, no sé cómo afrontar este problema. Nunca me he visto en tal situación.

Oigo el sonido de la puerta abrirse, levanto mi rostro para encontrarme con el chico de cabellos oscuros y piel asombrosamente pálida que llevaba tantos días sin ver; Brandon, una sonrisa aparece en su rostro en cuanto hacemos contacto visual. Apago mi móvil dejándolo sobre el mostrador mientras le devuelvo la sonrisa.

—Cuánto tiempo, ¿no? —dejo escapar una risa sin moverme del lugar en el que me encuentro, detrás del mostrador.

Brandon asiente sin deshacer la sonrisa en su rostro, da unos pasos acortando la distancia entre nosotros.

—No me respondiste, me dejaste muy confundido —Brandon se queda al otro lado del mostrador mientras me observa con sus enormes ojos claros—. Quería hablar contigo pero no sabía si sería oportuno.

En realidad, ha pasado más tiempo de lo que creía, no le había vuelto a comentar nada porque había mantenido mi mente demasiado ocupada con los acontecimientos sucedidos recientemente en mi vida. Dudo que él sea responsable de las cartas y por esa razón no me he molestado en responderle más.

—Oh, sí —respondo—. He estado algo ocupada, no he tenido tiempo de responderte.

—¿Has solucionado el asunto?

—¿Las cartas? —él asiente—. Creo que sí. —digo sin dejar caer más información, no quiero que sepa mucho sobre mi vida. Para mi es un extraño y el hecho de que sepa el lugar en el que vivo por haberme seguido no es un asunto que haya dejado pasar, quiero decir, nunca se sabe si te has confundido de hombre, Brandon puede seguir siendo el hombre anónimo perfectamente. Es raro que alguien te siga tan tarde hasta tu casa, realmente raro.

—Me alegro.

Brandon se separa del mostrador para mirar la tienda de la misma forma que hizo la última vez. Dejo escapar una risa y me mira confundido.

—¿Qué?

—¿Qué haces hoy aquí?

Me quedo detrás del mostrador esperando la respuesta de Brandon, él sigue mirando algunas prendas de vestir sin volver a mirarme.

—¿No puedo venir o qué?

—Claro que sí, pero por alguna razón vienes, ¿no? —Brandon gira su cuerpo para mirarme durante unos segundos, sonrío—. Y sé que no es por mirar ropa.

—Eres muy inteligente.

Me encojo de hombros mientras me cruzo de brazos sin apartar mi mirada del chico.

—No lo dudo.

Brandon vuelve a acercarse al mostrador de la tienda, volviendo a quedar en frente de mi cuerpo.

—No me gusta ir con rodeos, tú me gustas y es algo que ya sabes.

—¿Lo sé?

—Lo sabes todo —dice con un tono lleno de gracia mientras alza una ceja, coloca sus manos sobre el mostrador apoyando su fuerza en él—. O eso parece.

Muerdo mi labio inferior sin dejar de sonreír, debo de admitir que, la sinceridad de Brandon me ha sorprendido, y a la misma vez, me ha interesado. Es un chico seguro de sí mismo y eso me gusta, no le teme al rechazo.

DEAR; FEMME FATALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora