CHAPITRE SIX

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El tiempo en el trabajo pasa realmente lento, el trabajo cara al público a veces es agotador, sobretodo cuando viene algún cliente que parece no haber tenido alguna clase de educación en su vida, a pesar de la mala actitud que ellos tienen contigo; ellos siempre deben de tener la razón, así que no me puedo defender demasiado y lo único que les puedo ofrecer es una de mis típicas y falsas sonrisas.

Por fin llega el momento de salir de aquella pequeña tienda, acababa de terminar mi turno y podía ir a recoger mi coche después de tantas horas de haberlo tenido completamente abandonado en aquel aparcamiento cercano al restaurante. Para ser sincera, ese restaurante no quedaba tan cerca del lugar en el que trabajo, pero, no me vendría nada mal un paseo para despejar mi mente después de todo lo ocurrido.

Tengo miedo, últimamente se están acumulando muchas cosas en mi vida y siento que en cualquier momento voy a explotar, siento que se acabará descubriendo todo; sinceramente, no es algo que deseo. No me lo merezco, no merezco una mala vida, no merezco todo este estrés por el que estoy pasando en estos momentos. Hacía tiempo que no me sentía así.

Supongo que todo lo que está ocurriendo es una de esas pruebas que está colocando la vida en mi camino para asegurarse de que soy una persona fuerte y que no me rindo tan fácilmente. Sí, debe de ser eso.

Pensando en mis problemas por mi mente se cruza la imagen de la noche de ayer, al mismo tiempo algunas preguntas también aparecen: ¿Cómo estará Cedric? ¿Cómo habrá pasado la noche? ¿Va a vengarse? Me asusta lo mucho que sabe de mi ese hombre, hasta dónde puede llegar. ¿Hasta dónde puedo llegar yo?

Tras media hora caminando, llego a la calle en la que se encuentra estacionado mi vehículo, mis pies empiezan a sentirse adoloridos, algunas cuestas del camino no me han facilitado el hecho de que hoy no he tomado la mejor decisión a la hora de usar unos zapatos, no he escogido los más cómodos de mi armario. Me acerco al vehículo entusiasmada por verlo, tengo ganas de llegar por fin a mi casa y poder hacerme un masaje en los pies mientras veo algún reality absurdo por la televisión, aunque lo más seguro es que, si mi culo toca el sofá en estos momentos, mi cuerpo automáticamente caiga rendido. Esta noche no he logrado descansar tanto como mi cuerpo hubiese querido.

Cuando me acerco al vehículo veo como un sobre rojo se encuentra asomándose sobre el parabrisas, por unos segundos me asusto por si era una multa, pero no tardo mucho en caer, una multa no vendría en un sobre rojo.

No sé qué es lo que me asusta más.

Me acerco al parabrisas y agarro el sobre entre mis dedos antes de entrar al interior del vehículo cerrando la puerta con seguro por si el anónimo de las notas se encuentra a mi alrededor, nunca se sabe si podría darme una puñalada por la espalda.

Dear; Femme Fatale.

Oh, pequeña,

¿Me has extrañado?

Porque algo me dice que lo has hecho.

Aunque si te soy sincero, no me gusta lo que has hecho.

No me gusta verte con otros hombres,

¿cuándo piensas atenderme a mi?

Solo tienes que prestar un poco más de atención.

Eres una buena chica,

eres inteligente,

DEAR; FEMME FATALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora