Capítulo 30

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XXX. Sorpresas.

LEYLAK SABBAGH.

Todos estamos sorprendidos.

Simplemente no puedo creer lo que mis ojos proyectan, todos los invitados la observan anonadados.

Las hebras de cabello rubio caen sobre su espalda, sus ojos azules resplandecen de ira y odio hace los hombres arrestados.

James Reeves según artículos y palabras de mi padre, era el nuevo presidente de las empresas Müller, algo con lo cual está sumamente familiarizado.

Emma Slater o Samantha Müller.

No puedo creer que tuve a esta chica frente a mí, ni mucho menos que a sido mi amiga durante todo este tiempo.

Los arrestados le dicen groserías en su cara, pero no parece dañada, es más, sonríe levemente ante algunos gritos.

Pero hay algunas palabras de James Reeves que no se logran escuchar hasta nuestro lugar, pero que la hacen reaccionar de la peor de las maneras.
Estira la mano hacia un agente, el cual vacila, pero que con una orden clara le pasa un bastón.
Sin mediar alguna palabra camina hacia el hombre, y el primer golpe resuena, justamente en el pecho y si el hombre no fuera sostenido estuviera en el suelo.

Pero el segundo golpe le hace voltear la cara y caer de rodillas al suelo, se agacha y le grita en la cara.
—Esto va por todas las mujeres que has vendido. —y seguidamente de un tercer golpe lo hace caer al suelo.

Alguien pasa a una super velocidad sobre mi espalda, y antes de que de otro golpe, la toma por brazos y le arrebata el bastón, sujetándola contra él.

Los agentes sacan a los tres detenidos, y el señor Asher con su esposa Melina se encuentran cerca, junto a otras personas que no son de mi conocimiento.

El señor Asher se acerca con cautela hacia ella, cuando el chico que la sostenía la suelta, pero no duda y se tira a sus brazos.

Se ve tan diferente.

—Eso no me lo esperaba. —me susurra Abraham—. Pensé que era muy silenciosa, pero jamás esto.

—No se que pensar, es muy contradictorio. —exclamo percatandome de las acciones de mi grupo familiar.
Si se puede llamar así.

Me centro en ver a Malik, ha estado muy distante la última semana, además de que no había rastros de Emma –Samantha– a su alrededor, y volvio al hombre que era antes de conocerla.

Frío.
Distante.

Ella no sabía el cambio que había hecho en el, después de la muerte de mis tíos, se volvió una persona totalmente diferente y se concentró en ser el mejor en todos los ámbitos posibles.

Su rostro se encuentra contraído y fruncido observando la escena, se encuentra en silencio, y aunque busco sorpresa e indignación, no hay ninguna emoción expresada.

Giro mi rostro para mirar fijamente al abuelo, no hay algún gesto de negatividad en él, es más la observa con orgullo y admiración, la abuela no se queda atrás.

Mi padre no refleja ninguna emoción en su rostro, algo que me lo hace muy parecido a Malik.
Pero hay algo que hace a su mirada suavizar.

Cuando su mirada se posa en la señora Melina, su semblante se suaviza y sus ojos resplandecen de amor hacia ella.
Por terceros, se que mi padre y Melina tuvieron un amorío hace años, cuando estaba casado con mi madre, se dice mi madre en una de sus borracheras se embarazo de mi padre, logrando así amarrarlo a ella y evitar un divorcio.
Allí es donde aparezco yo.

Un Jeque para Emma #1 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora