Lets fall in love again- Capítulo 13

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DAVID

El empaque de éste mes era pesado, esperaba que valiese la pena lo que fuese que él decidiese enviarle a Rose. Mis manos temblaban mientras intentaba embutir el empaque en mi bolsa, pero al final no daba cabida por el periódico que llevaba dentro, así que lo saqué, y decidí terminar de leerme el periódico antes de botarlo, guardar el paquete, e irme en mi moto.

Caminé como nómada por el aeropuerto hacia las áreas de comida para terminar con él. Justo en el instante indicado, como si hubiese sido planeado por el destino para burlarse de las películas en blanco y negro, vi una melena pelirroja ondear en una coleta alta.

No pude evitar sonreír ante la idea de ella, porque tenía que ser ella. Si no sería cruel que me estuviese pasando esto a mí.

Miré el periódico una última vez y suspiré. Me acerqué a un bote de reciclaje y lo aventé. Ajusté mi bolsa y salí disparado, armándome de valor, para sentarme delante de ella.

Había dos opciones: A) Era Bianca, probablemente reaccionaría de ésa manera reacia a mi presencia que tenía la mayoría de las veces que hablábamos, solamente debía encontrar algo inteligente que decir y podríamos lidiarlo. B) Era una perfecta extraña, y yo tenía la suerte de una lechuga, pero dudaba que en verdad la molestaría mi presencia (a menos que tuviese novio, lo que hace las probabilidades remotas); un intento de, lo que ella pensaría, coqueteo, y puede que no odiase como me veo, y dejaría que hablase con ella, siendo cordial. Viéndolo así, la opción B sonaba más deseable ya que podría resultar bienvenido, aun así, yo deseaba la A.

Apenas mi trasero tocó el asiento los ojos azul eléctrico se pelaron al posarse en mí.

Bianca Bloom se había sorprendido realmente, y eso me hizo sonreír. Llevaba un cachete inflado por acumular la comida mientras mascaba, mal habito de algunos, pero en ella resultaba adorable.

Tomó su vaso de jugo y se apuró a tragar.

-Miren a quién tenemos aquí, David Starks señoras y señores- dijo con un tono sarcástico.

-El mismo- sonreí con ganas, puse mis cosas en la silla a mi lado y volví a verla a ella.

Se estaba pasando la servilleta por la boca y luego agarró con firmeza sus cubiertos de plástico. Sus vibrantes ojos no se apartaban de mí.

-¿No vas a echar a correr en éste preciso instante?- dijo con toda intención.

Uh, se refería al encuentro con Ryan y cuando nos dimos a la fuga. Bueno, tenía que hacerlo, no quería que Ryan se cagara en lo que Bianca pensaba de nosotros, o bueno, de mí.

-No esta vez, hoy no tengo ganas de ir al baño- guiñé un ojo, intentando decir algo inteligente, y señalé de cerca su bandeja de desayuno- Amo las papas rayadas- traté de cambiar hacia donde se dirigía la conversación.

Su mirada se trasladó a la papa y luego a mí otra vez, entonces tomó una servilleta y partió su papa a la mitad, dejando el pedazo más grande sobre el papel y colocándolo en mi mano.

Miré mi mano y luego a ella, perplejo.

¿Por qué hacia esto? No la entendía. Un momento era hosca, al otro, sarcástica, un instante es distante y luego hace éste gesto, y eso me nubla. La gente así siempre lo hace, y siempre he tenido la suerte de encontrarme con personas así.

Quería creer que su desdén, indefinido, hacia mí se había desaparecido, pero sabía que no era así, sabía que ella tenía motivos, al igual que yo los míos, de las cosas que hacía y quién mostraba ser, por más que ésa persona no fuese ella totalmente.

Sabía que cosas le habían sucedido, al igual que a mí, cosas que la habían hecho tratarme como lo hacía. No la culpaba, yo tampoco podría culparme, por más distintos que fuésemos.

Lets fall in love againDonde viven las historias. Descúbrelo ahora