LA FLOR EN EL HIELO (MDZS) (The Untamed) SongXiao

Brisa Gentil

Notas de la autora: Muchas gracias por los comentarios que dejan en esta historia, los leo y disfruto todos, me dan ánimos para seguir escribiendo :) Pueden buscarme en Twitter con en user: @ Red_Vice_ para updates, dibujos y links a mis otros fanfics, ya que la mayoría no los publico en esta plataforma :)

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-Ya son las nueve, hora de dormir.
-Sí maestro.

Después de pasar los últimos días durmiendo, lo ultimo que deseaba era volver a hacerlo, pero, las reglas de la casa Lan, ya fueran mil o cuatro mil, debían seguirse al pie de la letra, por lo que termino en la cama, recostado, sumergido en sus pensamientos.

Se escurrió de la cama por la ventana hasta el tejado, la brisa ahí era agradable, se llevaba sus cabellos en una danza silenciosa que acariciaba su rostro como si tratara de consolarlo.

Un pueblo pequeño solía convertirse en lugar extremadamente silencioso una vez caída la noche, al estar tan cerca de un bosque tan espeso y escarpadas montañas, aunque el sitio era relativamente pacifico, la supersticiones llevaban a que todas las actividades cesaran al poco tiempo de caer el alba o se limitaran al exterior de los hogares.

Usualmente caída la noche, el lugar con más actividad sería su hogar, y ahora que no estaba, el pueblo entero parecía sumido en un singular sopor, desde el día en que el pueblo comenzó a ser más próspero se convirtió en posada y taberna, aunque su tío ya no bebía, sabía preparar y distinguir buenos licores y traerlos de la ciudad para alegría y complacencia de sus vecinos y amigos.

A veces cantaban y bebían hasta bien entrado el amanecer, otras veces eran arrastrados por sus suegras, esposas y concubinas de regreso a sus hogares con palos y perros.

Pensó, eventualmente alguien tomaría la oportunidad y una nueva posada sería abierta. No importaba lo irremplazable que fuera para él. Dirigió sus ojos ciegos hacía el cielo, donde había una enorme luna dominando el cielo y delineando su silueta, lleno sus pulmones con el aire fragante de la brisa nocturna.

Xue XingChen había pasado más tiempo refugiado en el mundo de las mujeres que en el de los varones y su hermana, su madre y sus amigas eran particularmente aficionadas a charlar de chismorreos impropios, cuando no estaba con su maestro ayudaba en la posada, a horas en la que solo estaba rodeado por gente desvergonzada por los efectos del licor.

Si pudiera alistara y escribiera todas las historias coloridas que había escuchado, llenaría más hojas de las que había leído en toda su vida y probablemente infartaría a su maestro... de un ataque de risa, pero antes de morir, seguramente lo mandaría a llenar diez mil planas de castigo de todos modos.

Había nacido con rasgos finos y una cintura estrecha, más de una vez había encontrado una mano rodeándola y atrayéndole contra el cuerpo de alguien que ya había bebido más de al cuenta y que pronto conocería que también había nacido con puños firmes, aunque tenía que confesar que la mayoría de las veces le atrapaban con la guardia baja y más de una vez había terminado sobre las piernas de alguien antes de poder defenderse apropiadamente, odiaba especialmente a quienes aprovechaban de su ceguera y una pequeña multitud, odiaba no poder señalarlos, odiaba cuando sabía no estaban tan ebrios, pero aun así se jugaban la carta del licor.

Odiaba como aquellas caricias impropias se quedaban pegadas a su piel como un eco desagradable del que no podía deshacerse, especialmente cuando no podía desquitarse con el culpable.

Por eso y aunque había tratado de ignorar, no había pasado de largo el abrazo en el que Song Lan le había envuelto la noche en que lo apuñalo, especialmente porque de Song Lan había recibido muchos abrazos y mimos, nunca le había tomado por la cintura extendiendo sus palmas por su cuerpo de aquella manera, nunca había dejado caer su cabeza jadeante sobre su hombro... no, sobre su cuello.