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Desde ese día los sueños con esa mujer comenzaron a ser constantes, aún no sabía quién era, pero internet no tiene todas las respuestas del mundo, así que tenía dos problemas.
El primero era que no sabía que rayos hacer con toda la poca información que ella me decía en cada sueño.
El segundo, es que las aves aparecían siempre que me levantaba por las mañanas, llegaban a mi ventana y trataban de llevarme con ellas. No podía y no podría por ahora ¿Porque? Porqué la cuarentena no me lo permite.
Así que ya no sabía que hacer, no encontraba sobre aquel supuesto reinó del que ella me hablaba, si tal vez supiera su nombre sería más fácil, pero logré encontrar sobré antiguos emperadores y aliados de reinos lejanos, la cosa es que son extranjeros y coreanos. No, ni oportunidad había para sacarle información ya que ni cerca estaba.
—Eres alguien difícil de entender, ¿no ves que estoy chikita? —Pasé mis manos por mi cara algo frustrada—
Pero como iba a hacer para saber más de eso, tal vez si solo salía un momento, no era algo que podría ser malo ¿no?
Así que era hora de hacer un plan, no es buena idea salir de noche, pero tampoco de tarde, así que sería en la mañana, eso si que es una buena idea.
—Eres genial. Claro que lo soy, jaja... ¡somos pixies! —Hablaba conmigo misma mientras me miraba al espejó—
No, no es algo extraño, es algo normal, claro que lo es.
Así que mejor fui a preparar una mochila con cosas que tal vez me sirvieran para salir. Claro que a escondidas de mis padres.
Sólo esperó que esas aves tengan algo y que no me lleven con un violador o algo raro — pensé en voz alto y me fui a por una cuchara—
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Terminé de ponerme mis converse y salí de cuclillas de mi habitación, pude ver a las dos aves esperando desde el barandal de las escaleras de mi casa. Tome unas llaves y las guarde en mi bolsillo de mi polera, abrí con mucho cuidado y lentitud la manija de la puerta, las aves empezaron a cantar como haciendo ruido.
—Graciasssss... —Hice un susurro alargando la "s" —
Cerré la puerta del mismo modo en que la abrí y salí de mi casa rumbo a donde las aves me guiaban, me puse en cubre bocas y seguía a las aves volando, ¿si estoy asustada? Eso era poco, estoy aterrada por que no sé a donde estaba yendo.
Tal vez camine una hora, no tenía idea pero nos detuvimos en un parqué, uno muy raro y las aves se pararon justo en el suelo.
—¿Eso es todo? ¿Me trajeron a un árbol? ¡que esta igual al que esta enfrente de mi casa! — Me molesté por que estaba cansada, me apoyé en el árbol y me dejé caer— lo siento, solo estoy cansada...
Ambas aves se subieron a mi brazo, saltaron y luego bajaron, fueron saltando hasta una de las esquinas del árbol y miré que con sus patitas excavaban.
—¿Ah? —Me acerque gateando y marque ese lugar— esperen
Busque en mi mochila la cuchara que había guardado.
—Sabía que esto serviría de algo, — empecé a excavar con una cuchara— puede que se vea raro, pero no lo es..
Excave como unos 30 o 40 minutos, no imaginaba que las cucharas eran buenas pero que era un trabajo duró. Cuando vi una caja, la cual estaba llena de polvo y con unos raros diseños, la saque y la miré.
—Wooh... esto es impresionante. —Miré a mi alrededor para ver que nadie me haya visto y proseguí a rellenar el hoyo—
Guarde la caja en mi mochila y también la cuchara, miré a las aves y les sonreí.
—A casa pequeñas —Ambas empezaron a volar de regresó—
Decir que no estaba emocionada es mentir, quiero sabes que es lo qué pasa en realidad. Y lo voy a descifrar.
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