𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 6: 𝐄𝐥 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐢𝐭𝐨

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Le busqué en redes sociales, incluso fuí todos los días al mismo centro comercial tres semanas seguidas. Con menos regularidad todos los meses siguientes, pero no lo volví a ver.

La primera semana fué horrible, sentía una presión en el pecho que no me dejaba dormir. Cuando no pude seguir guardando mis emociones y mi madre empezó a decir que me veía enfermo, le conté todo a Soobin, mi mejor amigo.

Fue muy comprensivo, se quedó a dormir conmigo para distraerme y asegurarse de que mi salud no empeorara. Era un buen amigo, demasiado atento y maduro, a pesar de que se comportaba como un niño la mayoría del tiempo. Tímido con otros, pero nunca conmigo.

La impotencia fue peor que cuando una vez borré sin querer la mitad del borrador de mi libro. Ese vacío que solo comprendes cuando alguien que quieres desaparece o muere, sí, yo pecaba de dramático.

Conoces a tu alma gemela y la pierdes segundos después, ese era mi pensamiento.

Me preguntaba si Beomgyu también me estaba buscando, y ponía todas mis esperanzas en que si yo no podía encontrarle, mi mente llamaría lo suficientemente fuerte para que me escuchara. Pero pensar en cuanto tardaría me daba ansiedad. No quería esperar por un futuro incierto en el que quizás nos reencontraríamos en treinta años, quería poder volver a coger su mano y pedir permiso para besarle.

Beomgyu fue etéreo. Al segundo mes de no obtener señales de vida empecé a cuestionar la realidad. Existió para compartir ese momento conmigo y luego solo se extinguió. Algo así como la visita del Principito al aviador, reveladora y fugaz.

Estaba un poco obsesionado, me torturaba mentalmente por no pedirle su maldito número cuando tuve oportunidad de hacerlo. Incluso contestó una llamada frente a mi ¿Cómo es que ni en ese momento lo recordé?

La única cosa que me distraía de verdad era mi libro, que saldría el próximo verano, y debía ser corregido constantemente antes de ir a maquetación, lo que me dejaba con poco tiempo libre.

Mi trabajo de medio tiempo en la zapatería me servía como distracción, para nivelar las dos cargas mentales que me presionaban, pero en más de una ocasión, mientras iba a la bodega por los pedidos de los clientes, me encontraba todo el rato repitiendo el nombre de Beomgyu en mi mente, recordando.

Mi compañero Jungkook bromeaba diciéndome que iba a quejarse con el jefe Park si seguía confundiendo las tallas. Umji, otra de mis compañeras, me cubría cuando necesitaba un respiro.

Podría odiar a Beomgyu por aparecer en mi vida solo para hacerla un desastre, pero en realidad no era su culpa que yo lo deseara tanto, y era imposible echarle la culpa a alguien con una sonrisa tan bella.

No le había contado nada a Yeji. En un principio iba a hacerlo, porque tenía la esperanza de que el chico que me había robado el corazón iba a volver, pero a medida que pasaban los meses me di cuenta de que no quería terminar una relación de cuatro años por alguien que pude perfectamente haberme imaginado.

Soobin no estaba de acuerdo.

—Si solo bastó un día para que se te olvidara el compromiso, no creo que debas seguir con esa relación Yeonjun, el amor no funciona así —dijo acostado boca abajo en mi cama. Soobin tenía la costumbre de hacerme compañía mientras escribía, manteníamos una conversación medio dispersa.

—No fue solo un día, fue el mejor día de nuestra vida, él me lo dijo —protesté, recordando las últimas palabras que intercambiamos.

—La primera vez que me lo contaste dijiste que pensabas que exageraba —rebatió—. Ya estás sonando como un protagonista de los libros que yo adoro y que tu tanto odias.

Cerré los ojos con dolor, quizás por pensar así fuí castigado. Aunque si repasaba los hechos, en ningún momento dije nada malo respecto a los gustos de Beomgyu por el romance, y él tampoco los hizo evidentes. Eso era extraño.

Soobin siguió parloteando.

—¿No has pensado que quizás te dió un nombre falso? —. Negué al instante. Era imposible. hablamos solo unas horas, pero estaba seguro de que Beomgyu no sería capaz de eso, aunque fuera una buena explicación.

Además, el problema radicaba en que no le pedí su número y no hablamos sobre nuestras familias o nuestro pasado. Siempre odié las estadísticas y las matemáticas, pero ahí estaban todas las posibilidades y las probabilidades. El margen de error fue mínimo, pero siguió siendo el único que ocurrió.

Usé todas las combinaciones de su nombre que se me ocurrieron; al derecho, al revés, mayúsculas, minúsculas, ambos, pero en cada una de las redes en las que lo busqué no encontré su perfil. Mucha gente random, incluso salió algunas veces el tedioso perfil de ese escritor anónimo.

—¿Entonces no lo escuchaste mal?

—No, es Choi Beomgyu. Beomgyu como el autor.

Soobin abrió los ojos sorprendido.

—Eso no me lo habías dicho ¿Beomgyu como Kang Beomgyu? ¡¿Mi escritor favorito?!

—El mismo, ese día incluso fué para obtener su firma.

—Cierto, su último libro salió unas semanas antes de la feria, se titula Our Summer, es muy bueno, lastima que no pude ir por una firma también, ¿Lo has leído?

—No es por nada, pero sabes que no me llama la atención el género.

Soobin hizo un puchero, rodé los ojos.

Sí, mi mejor amigo es fan del jodido romance también, grandioso, están por todos lados.

—Deberías echarle un ojo a alguno, te sorprenderías.

—¿En serio? —pregunté en tono sarcástico volviendo la vista a la computadora.

—Últimamente estás todo sensible y de mal humor, ¿Qué es lo que tanto te desagrada del romance?

—Es demasiado idílico e irreal, normalizan actitudes toxicas y es sumamente empalagoso y ridículo.

—Me dueles —se llevó una mano al pecho— hablas así porque soy yo, pero si fuera el hyung ése no serías tan cruel.

Me hubiera gustado preguntar su opinión a Beomgyu, ya que no habíamos hablado de eso, del por qué le gustaba el romance, y me arrepentía mucho, porque di por hecho que tendría otra oportunidad de preguntarle.

Quería saber si su familia era de Daegu, por su acento, si iba a la universidad, cuál era su cantante favorito, si le gustaban más los días soleados o los nublados. Preguntas se iban almacenando en mi cabeza hasta el punto de que doliera.

No quería seguir suponiendo cosas, quería tener la oportunidad de preguntarle y que me respondiera largo y tendido, como lo hizo cuando criticó Orgullo y Prejuicio.

Fuí tan tonto, tan distraído, si hubiera sabido que nunca volvería a verle, le hubiera preguntado otras cosas, le hubiera dicho que me parecía extremadamente linda la forma en la que se expresaba, cómo comunicaba las cosas.

Me sentía tonti por pasar desapercibido, estaba tan concentrado captando todo de él que seguramente lo aburrí y por eso lo más seguro es que ni me recordara, que por eso no se molestó en buscarme.

Seguro era unilateral, ese día no significó lo mismo para los dos, punto, debía superarlo y seguir con mi vida.

Dejé caer mi frente sobre el teclado. Estaba pensando demasiado de nuevo, tenía que trabajar. Ignoré a Soobin todo lo que pude para volver a escribir. Él seguía hablando y hablando.

—Dicen que Kang Beomgyu está trabajando en un nuevo libro, es tan dedicado, dice que si tiene éxito mostrará su cara al público, ¡Si lo saca para el verano iré contigo a la feria para conocerlo!

No respondí nada, había algo en el hecho de que Beomgyu y ese escritor compartieran el mismo nombre que me irritaba.

Romance. | yeongyu [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora