Capítulo 15

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Beomgyu y yo hablábamos amenamente en lo que llegábamos a mi edificio. Mi madre estaba en el trabajo y quería aprovechar la oportunidad para mostrarle a Beomgyu el lugar en donde me pasaba la mayor parte del tiempo.

Cuando entramos en el ascensor me sentí extraño, evoque como me sentí hace un año cuando pensé que probablemente no volvería a verle. Objetivamente, repasando lo sucedido, la probabilidad de que coincidiéramos era de algún modo inevitable, después de todo ambos pertenecíamos al circulo de escritores jóvenes, pero claro, eso yo no lo sabía cuando llegué a mi casa todo conmocionado el día que nos conocimos.

No podía sentirme más feliz de tenerle a mi lado después de pasar por algo tan frustrante.

Mi departamento no era demasiado espacioso, puesto que solo vivía con mi madre y ella parecía vivir más en el hospital que en casa, nunca discutimos o se nos pasó por la mente el mudarnos a un lugar más grande. Yo no solía estar en otro lado de la casa que no fuera mi habitación, no necesitaba más lujos que mi escritorio y mi computadora.

—Paredes verdes... sofá blanco...—le escuché murmurar cuando atravesamos la sala.

—¿Qué haces?

—Nada, archivo lo que veo —dijo, haciéndome reír.

Entramos a mi alcoba, la cual estaba más desordenada que ordenada, pero eso no me avergonzó en lo absoluto, no iba a pretender ser súper correcto y organizado cuando la realidad era otra.

Beomgyu soltó mi mano y se aproximó a la cama, me miró como preguntando "¿puedo?" y yo me encogió de hombros. Se recostó sobre colchón suspirando feliz.

—Estoy en el cielo.

Me avergoncé un poco por el comentario. Me sentía complacido viendo su cara de felicidad, combinaba perfecto con la situación.

Tenia todo lo que más amaba en un mismo lugar.

Me senté en la silla del escritorio para no irrumpir en su inspección de mi cama. A parte de ser una graciosa escena, también había algo un poco turbio ocurriendo dentro de mi al verle tan cómodamente entre mis sabanas...

—Bienvenido al lugar donde ocurre la magia.

—¿Siempre escribes aquí? —preguntó, a lo que asentí.

—A veces salgo y escribo desde mi celular en alguna cafetería, pero no es lo normal.

Beomgyu cogió una de las almohadas y la abrazó, haciéndose bolita en la cama. Tenia ganas de tirarmele encima y comerle, de alguna manera, la que fuera, era demasiado tierno. Seguía sin concebir la idea de que Beomgyu era mi hyung.

—Yo suelo escribir en una libreta —dijo removiéndose para enseñarme un pequeño block de notas que guardaba en su bolsillo trasero— aunque suelo cargar con una mas grande —lo guardó de nuevo— escribo las escenas una y otra vez sin ningún orden, luego arranco las hojas y las pego en una pared de mi estudio, hago las correcciones con plumones de colores, y ya después lo paso todo al computador en orden.

Esa era una forma tan tradicional de hacer las cosas, tan poco usual, tan él. Podía imaginármelo frente a la pared disfrutando del proceso. Incluso cuando escribía seguía moviéndose.

Yo ya no podía estar más enamorado de ese chico, en serio.

—Un día debes enseñarme eso.

—El fin de semana si quieres —propuso.

—¿Tan pronto estás trabajando en otra historia?—. Beomgyu dejó de apretar la almohada entre sus brazos.

—Yep.

—Todavía debo leer tu ultimo libro.

—Yo preferiría que no lo hicieras.

—¿Por qué?

—No lo sé, me da un poco de miedo.

Me sentí muy mal escuchándolo decir eso.

—Oye... —me senté a su lado y levante su mentón para que me mirara— tienes miles de lectores, mucha gente que te admira, y estoy cansado de escuchar buenas criticas sobre tu trabajo. No dejes que un mi estúpido prejuicio te asuste ¿ok? Ya dejamos claro que fui un idiota.

—Bueno...

Aprovechando la cercanía lo besé dulcemente, una y otra vez; en los labios, en las mejillas, en los parpados, por toda la cara, buscando animarlo.

—¡Yeonjun ya!—se separó entre risas.

—Lo siento, es que eres muy lindo.

Esta vez le tocó a Beomgyu atacarme a besos y dejarme de espaldas en la cama.

—¿A qué hora llega tu mamá? —preguntó sin dejar de besarme.

—No se aparecerá hasta mañana —respondí introduciendo mis manos bajo su camisa, tocando la suave piel de su cadera.

—¿Nos divertimos un rato? —habló sugerente en mi oído, haciéndome estremecer.

Respondí dejando más besos por su cuello, orando porque mi madre cogiera el turno nocturno en el hospital.

Romance. | yeongyu [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora