Frágil [Wosani]

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Valentín

A pesar de mi notoria desventaja frente a los provocadores de mi enojo, el deseo de venganza no se desvaneció tan fácilmente, y me lo recordaba en vano, lo sabía mejor que nadie.

De un momento a otro, un chico repleto de tatuajes por todo su rostro llamó la atención de los presentes en la zona, incluyendo la mía; noté la compañía con la que contaba al visualizar otras cuatro sombras a su lado, que se sumaban a la suya.

Lo distinguí al instante, "Duki" era apodado por todos, quienes sabían que no debían tenerlo como enemigo, por lo que, tanto por su beneficio como por su seguridad, le rendían respeto absoluto; al igual que a sus escoltas.

--Y vos que te metés, Lombardo --se dignó a escupir con rechazo el del "bando contrario", intentando cortar con la pesada tensión en el ambiente, aunque no aportaba demasiada ayuda; insignificante.

--Ví su videíto poronga, ¿saben? -- soltó hacia los culpables, mientras se acercaba como tal amenaza en dirección a quien le dirgió dichas palabras.

Antes de proseguir, me observó de reojo, hallándome aún en el suelo debido al último golpe recibido.
Se calló, analizándome por unos segundos para, luego, caminar hasta mí y, en lo que parecía tornarse como una aprobación, extenderme la mano. Me petrifiqeé ante la acción, pero no pasaron siquiera unos segundos para que, sin dudar, haya escogido la opción de tomarla; logrando pararme sin mucho esfuerzo.

--Ya toda la escuela vió el inofensivo video, no es novedad que vos también, Maurito --rió irónico, ladeando una sonrisa de orgullo y burla al mismo tiempo --Fue divertido ¿no? --

Mi entrecejo no duró demasiado sin fruncirse nuevamente a causa de tales palabras.

--Divertido va a ser que te meta una buena patada en el ojete, pelotudo -- interrumpí, cancelando cualquier contraataque de parte del tatuado; el mismo que posicionó la palma de su mano en mi pecho, evitando que me dejara ganar por la bronca y le rompiera la cara trompadas a la persona frente a mí.

--Vos y esta manga de boluditos resultaron ser re caretas, y la posta no me sorprende, wacho --habló Lombardo, ignorando mi impulsivo comentario, mientras empujaba levemente el esqueleto del contrario --al Dani le vuelven a tocar un solo pelo de nuevo y no la cuentan, ¿'cucharon? --finalizó, aún sin poder callar a la otra persona.

--No me jodas Duki, desde cuando mierda a vos y a tu grupito les importa la putita de Rib --no lo permitiría, de ningún modo; no era necesario poseer demasiada inteligencia para unir cabos y darse cuenta que aquel bizarro apodo para referirse al teñido ya había sido utilizado más de una vez.

Antes de que pudiera concluir con su frase, mi sangre hirvió como nunca y mi furia aumentó sin retorno, si eso era posible; instalando, yo, mis apretados nudillos contra su mejilla, y dejando así que mi lado agresivo tomara el poder absoluto sobre mis acciones.

Cayó al suelo con el primer golpe, facilitándome el posicionarme en su regazo y descargar en él toda la bronca que llevaba acumulada desde la inesperada confesión.

Otro de mis ex's amigos intentó detenerme, fallando gracias a Duki, quien no dudó en atacarlo apenas recibió bardeo de parte de este.

Y así sucedió al igual que con los demás chicos, estando empatados entre ambos lados de la mecha.

La sangre yacía casi cubriendo por completo el rostro de mi víctima, que no demostraba tener la fuerza suficiente para defenderse.

--¡Dale, hijo de puta!, ¡Pegame a mí si podés, gil del orto! --grité invirtiendo cada respiro en aumentar la resistencia y solidez de mis golpes hacia aquel punto fijo.