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Daniel
Bostecé de manera natural sin intenciones de despejar mi vista para, de ese modo, continuar durmiendo; hasta que decidí tomar conciencia al sentir un cuerpo pegado al mío, este me transmitía absoluta comodidad y la calidez que justificaba el no querer moverme de aquel sitio.
Despegué mis ojos de par en par, refregándolos y logrando descubrir que quien dormía conmigo era Valentín.
La posición vigente imitada por ambos se basaba en mi rostro escondido en el hueco de su cuello, donde podía sentir protección, mientras la pera del contrario reposaba por encima de mi cabeza, sobre la misma mejor dicho, sin realizar peso, y su mano en mi cintura, que se aseguraba de impedir algún movimiento brusco de mi parte.
Sonreí embobado ante tal tacto que la postura actual generaba, sintiéndome toda una colegiala enamorada.
Apostaba cualquier cosa ante el hecho de que quien pudiera vernos en respectiva pose contaría con el atrevimiento de insinuarnos como pareja.
Durante un breve lapso, y sin siquiera darme a comprender alguna razón, mariposas de a montón invadían mi estómago, recorriendo todo su interior y ocasionando cosquillas en el mismo.
Aún manteniendo la calma del entorno, continuaba con mi respiración calmada y mi rostro a tan solo centímetros de la mandíbula del contrario, quien continuaba con su aspecto relajado. Realmente disfrutaba esto.
A pesar de que ocurría rara vez en mí, mis mejillas se dieron el lujo de teñirse de un color carmesí, esto a causa de un recuerdo en específico momentos después de que el alboroto en la escuela fuera desatado y mi cuerpo se debilitara como delicada pluma entre los brazos del ojiazul.
No tenía reconocimiento propio de los vuelcos que mi corazón había sufrido y aún sufría en todas las ocasiones que se producía hasta el más insignificante tacto con el ojiazul, o siquiera su compañía, en estos últimos días.
Volví mi vista hacia el panorama frontal, observarando aquella marcada mandíbula. Los segundos en los que lo pensé se extendieron más de lo que hubiera deseado, pero el lapso suficiente como para que mis ideas se desacomodaran y mi mente me reflejara únicamente aquel impulso.
《¿En verdad lo haría?》
Acerqué mi labios hacia la misma zona, depositando un pequeño piquito en ella y reflejéndome con la timidez de tal nenito indefenso; sintiendo todo mi rostro subir de temperatura y mi corazón palpitar sin cesár.
Justo en aquel instante, un flash habitó mi conciencia por muy escasos segundos, haciéndome putear por lo bajo.
Liberé un pesado suspiro, el cual salió más como un bufido, intentando despejar mi mente y olvidar lo inolvidable; acurrucándome lo más cerca que podía del castaño"Valu, ¿te quedas conmigo..?"
Aquellas fueron las palabras exactas que horas antes, sin darme cuenta, le había proporcionado al más alto; recibiendo una deliberada mirada de su parte, como si su vista le hubiera permitido ver a un tierno e indefenso gatito.
Extrema vergüenza se hizo presente en mi sistema, odiándome por lo necesitado y tonto que había sonado tan simple pero, a su vez, influyente frase.
(...)
-Pa-ra Val-entí-n -- me quejaba retorciéndome y entre continúas bocanadas de aire, en un intento de que el ojiazul se abstuviera de hacerme cosquillas y así permitiera el paso de oxígeno regulado a mis pulmones.
Luego de haberme podido explicar lo sucedido después de mi desmayo, se lo agradecí, sintiendo la tan anhelada descarga del peso que llevaba en mis hombros hace meses.
Al verlo tan deteriodado, había decidido ir en busca de algodón y agua oxigenada, para curar sus heridas y evitar que se infectasen.
El ojiazul no me lo permitía, excusándose con lo mucho que ardería el tacto; y, así, estuve persiguiéndolo por todo la habitación, terminando mi anatomía sobre el colchón y, al de mayor edad atacándome con cosquillas.Los segundos transcurrieron y él se detuvo, obteniendo un respiro mútuo y aún riendo ambos, disminuyendo cada vez más la intensidad de nuestras risas.
El castaño no había modificado su posición, estando todavía por encima de mi cuerpo, sin aplastarne y, al mismo tiempo, posando una de sus manos en mi cintura, inconscientemente.
Nuestras miradas se conectaron rápidamente, batallando por el primer puesto respecto a descifrar los dispersos pensamientos del contrario.
Su vista continuaba fijada en la mía, como si pretendiera explorar todo mi ser, de pies a cabeza.
No comprendía como habíamos logrado finalizar en aquellas circunstancias pero, a decir verdad, alteraba todo mi sistema nervioso.
Mis manos comenzaban a sudar, y mi pulso vagaba aceleradamente, mientras nuestras respiraciones chocaban entre sí, debido al repentino acercamiento.
Como reflejo de un impulso, llevé mi ojos hacia sus labios, percatándome por un instante de la imitación del contrario, quien hizo lo mismo.
Los nervios que me invadían daban la impresión de que se dirigían en total aumento, despojándome del sentido encargado de dictarme lo que se supone debía hacer.
Valentín
Su aspecto agitado, su pelo alborotado, y sus apetecibles labios conseguían nublarme la conciencia, hipnotizándome sin problema alguno.
Ambos debíamos admitir que la posición en la que nos econtrabamos era demasiado comprometedora, incluyendo nuestras futuras acciones.
Como si algo o alguien estuviera amenazándome llevé la mano que tenía depositada en su cintura a su mejilla, comenzando a otorgarle caricias sobre la misma.
Observaba cada facción de su rostro, notando el instantáneo sonrojo de su parte por mi actuar.
Ninguno sabía lo que ocurría, pero opinaba que de todos modos no importaba, sucedería lo que el destino escojiera.
Para ese entonces, mi pulgar había comenzado a deslizarse por su suave piel, terminando por recaer sobre su grueso labio inferior, acariciando suavemente el mismo.
El de más baja estatura desvió la mirada, mientras soltaba un entrecortado suspiro, dejando a flote su sobrante nerviosismo.
Me permití sonreír con orgullo al darme cuenta del modo en que yo lograba ponerlo.
Relamí mis labios, desconociéndome durante aquella peculiar escena, a medida que nuestros rostros se iban acercando aún más y más, olvidándonos de todo a nuestro alrededor.
"¿Que sucedería?"
Era mi constante pregunta; jamás me había sucedido algo como esto con algún chico, pero a pesar de que no lo pareciera, no disponerse a admirar la perfección en Daniel Ribba debería considerarse verdadero pecado.Un suspiro
Un centímetro menos de distancia
Otro suspiro
Peligrosa tentación
Un suspiro más
...
Mátenme
Esto se suponía que lo iba a desarrollar como dentro de dos capítulos más adelante, pero pasaron cosas😔¿Capaz lo reescriba? Definitivamente
Y sin más que decir nos vemos dentro de dos siglos, como siempre
Los adoro, cockers💫
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Frágil [Wosani]
FanfictionF | ~Todo tan duro y la vida es frágil, se que soy de vidrio y que puedo romperme fácil~