CAPITULO 29

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"HAY VECES LA FE PUEDE SOBREPASAR CUALQUIER CIENCIA": esas sabias palabras se repetían en mi cabeza, y por supuesto pertenecían a Mommy.

Mientras recibía el último parte médico, mis esperanzas se habían renovado mi padre se recuperaba de manera gradual si bien su condición era aún delicada tenía mucha fe con su actual mejoría.

Todos teníamos presente que podría en cualquier momento haber una recaída o retroceso pero yo quería por mi parte ser más positiva. Los miedos y angustian estaban presentes siempre recordándome que el peligro seguía latente.

Mi aspecto había decaído mucho en estos días, mis prioridades solo eran referentes a la salud de mi padre y lo demás pasó a segundo plano. Hasta mi relación con Maximiliano quedo en pausa. Seguía presente a mi lado acompañándome y tratando de brindarme su ayuda en todo lo que pudiese. Pero también era cierto que el romance estaba ausente, la preocupación no me dejaba dedicarle mi atención como quizás el necesitase aunque jamás me reclamara nada.

Últimamente había pasado por muchos malestares desde mareos hasta vómitos pero lo relacione dos posibilidades. Uno: me acostumbraba a este ritmo de estrés y preocupación y dos: el estar casi viviendo en este hospital pudo haberme expuesto a contagiarme de algún virus hospitalario que era lo más probable.

Por eso cuando pasaba por esos síntomas no le tome demasiada importancia, agradecía que nadie se hubiera dado cuenta o me hubieran obligado a descansar o inclusive exagerarían con llevarme a una consulta médica.

-¿cómo te sientes sugardaddy?

Papa conocía las ocurrencias de alexia por lo que tomaba su humor negro con diversión. –bien cabra loca...

-si sabes que tus chistes no me causan gracias. Y que jamás te dejaría acercarte a mi padre- comente sin una pisca de gracia, realmente quería mandarle una advertencia directa y clara.

- señor miller puedes ponerle los puntos a su hija, no permita que me amenacé...

-silencio las dos, mejor porque no me sirves de ayuda y llevas a mi dulce princesa a comer algo.

-yo la verda...

-ahora, luna.- ordeno seriamente, cuando jugaba ese papel de mandón no había mucho que pudiese hacer, preferí no contradecirlo pues si tenía muchísima hambre.

>>está bien, pero si necesitas algo haces que la enfermera me llame ¿de acuerdo?...

-estaré perfecto, ¡ahora ve y come!

En las peores situaciones son cuando se conoce a los verdaderos amigos, y yo estaba feliz de descubrir que no me había equivocado al elegirlos, ellos estuvieron presentes desde el primer día. Inclusive Rachel nos visitaba todos los fines de semana, no me sorprendía que viajase durante 3 horas en autobús para estar presente. Su apoyo, compañía y amor eran de gran necesidad.

Nick vino un par de veces a verme, el solo me abrazo y dejo que llorase todo el tiempo que necesitaba, no hubo palabras solo su compañía y ese silencio que tanto nos caracterizaba pero que era tan familiar y cómodo.

Con el correr de los días la condición de mi papa mejoraba considerablemente tanto así que pensaban darle el alta. Con la firme advertencia que esta vez habría mucho más control y cuidados. No entendía muchos los términos médicos, pero básicamente mi padre debía llevar una vida muy sana y pacífica, además de la gran cantidad de medicación que debía ingerir.

Papa toda su vida llevo una vida moderadamente sana y activa desarrollando así una condición física impecable fuera de este padecimiento, lo que me tenía en un limbo de desesperación e incertidumbre era saber que la única posibilidad para su recuperación definitiva consistía en un trasplante de corazón.

LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora