Nuestra Historia

CAPITULO XIII: Mamma knows best (parte 1)

Espero que hayan prestado atención a la conversación entre Lucio y Paulina en el restaurante... cada vez estamos más cerca de saber los secretos...

En fin, hoy ando en modo sad y la canción que les comparto no ayuda en mucho PEEERO siento que va acorde al capítulo de hoy, así que porfa escúchenla. 

Sin nada más que decir, disfruten la primera parte de "mamma knows best" :)

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HACE CINCO AÑOS...

Habían pasado ya varias semanas, y Paulina estaba sintiéndose mejor. Todavía seguía teniendo leves mareos y dolores de cabeza pero cada vez eran menos frecuente, así que no les hacía caso. Además, estaba siguiendo las instrucciones de Lucio y esperaba que con eso muy pronto desaparecieran.

Por otro lado, la ausencia de José María cada vez se sentía más fuerte. Ya no sabía nada de él y no estaba segura si eso era lo mejor o lo peor que le pudo haber pasado. Tuvo que aumentar su dosis de tafil para poder sobrellevarlo. Aún no se acostumbraba a su nuevo estilo de vida como madre soltera pero tenía que hacerlo, y pronto. Su hijo la necesitaba más que nunca. Le había prometido que nunca más la iba a ver mal y debía cumplirlo. Sin embargo, hoy era un día muy difícil para ella porque después de postergarlo por tanto tiempo, finalmente iba a ir a firmar los papeles de divorcio. Tenía miedo. No sabía por qué pero sentía como si estuviese cometiendo un grave error. Como si terminar oficialmente con lo que ahora es su pasado fuese demasiado apresurado. Pero, ni modo, era algo que debía hacer y no había marcha atrás.

Cuando su papá se enteró de sus planes, decidió acompañarla. No la dejaría sola en esos momentos. Paulina simplemente asintió y le dirigió una sonrisa que no alcanzó sus ojos. Ahora más que nunca necesitaba de su apoyo.

― Buenos tardes, señora De la Mora. La he estado esperando. Sígame por favor. ― Lucía dijo cortésmente cuando la vio y los guió a una pequeña oficina. ― Aquí están los papeles. Firme aquí, por favor.

― Está bien. ― Paulina respondió. Estaba agradecida de que haya ido directo al grano y no haya hecho preguntas. Mientras más rápido terminara con eso mejor. ― Listo. ― murmuró una vez que firmó.

― Muy bien, ahora mismo llevo los documentos al juzgado para registrarlos pero oficialmente ya están divorciados. Aquí le entregó el documento donde José María le cede la potestad absoluta de su hijo, y eso sería todo. Con permiso, que tengan buena tarde.

― ¿Cómo te sientes, mi amor? ― Le preguntó Ernesto una vez que se encontraban solos.

― No lo sé... No quiero hablar de eso. Por favor, vámonos.

Todo el recorrido de regreso a la casa grande fue demasiado silencioso. Paulina tenía demasiados pensamientos y emociones y ninguna a la vez. No sabía qué hacer o decir. Lo único que sí sabía era que no quería pasar la noche en su casa. Al menos no por hoy. Demasiados recuerdos de una vida con su ahora ex esposo.

― Papá, Brunito y yo nos quedaremos hoy con ustedes, ¿sí? ― dijo ella en voz baja cuando llegaron a su destino.

― Sí, mi amor. Sabes que cuentas con nosotros para lo que necesites. ― Ernesto le cogió las manos y las besó. ― ¿Quieres qué hagamos algo? Necesitas distraerte. Podemos salir con Brunito si deseas.

― No, papá. Gracias. Solo quiero descansar. Voy a tomarme una pastilla para dormir mejor. Por favor, no le digas nada a mi niño que ya mañana yo hablo con él.