Donde un detective policial, una recaudadora de deudas ilegal, un asesino por contrato, una ex militar mercenaria y un niño prodigio, forman un equipo para combatir los crímenes más violentos de la ciudad.
"Cariño no digas que quieres a un chico mal...
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La mano de Félix sostenía la mía y ambos corríamos por las oscuras calles del barrio chino. Estaba mirando por sobre mi hombro con miedo, cuando su agarre repentinamente se volvió más fuerte y tiró de mi hacia uno de los callejones. Casi caemos por las escaleras que nos guiaban hacia la estación del metro, donde me empujó detrás de unas máquinas expendedoras y cubrió mi boca. Lo miré con mis ojos completamente abiertos de par en par, mientras que él estaba observando hacia donde habíamos venido, escuchando con atención. La estación se encontraba tranquila, en silencio, y sólo se podía oír el sonido de nuestras respiraciones pesadas y unos momentos después Félix decidió que nadie nos había seguido. Así fue cuando miró hacia mi dirección y repentinamente se dio cuenta de qué tan cerca nos encontrábamos, el uno del otro. Rápidamente me soltó y dio un paso atrás.
-Lo siento.
Crucé mis brazos en mi pecho y seriamente pregunté: -¿Por que?
El estaba observando a el suelo, evitando mi mirada.-Por todo.
-Tu encendiste la alarma de incendios en el casino, ¿Verdad?-Murmure por lo bajo, observándolo atentamente.
Asintió lentamente y dejó que su mano pasara por su empapado cabello.-Si.
-Minho me ha dicho que no tenías elección la ultima vez. El jefe amenazo con asesinar a tu familia.-Respondí cautelosamente y deje salir un gran suspiro. Me observo con sorpresa, debido a que se dio cuenta que lo había perdonado. Después de todo, entendía porque me había traicionado así.-Por cierto, ¿Por que eres el único armado de los dos?
Este la guardó tranquilamente detrás de su cinturón y sonrió.-Porque hubiera sido el primero a quien le hubieras disparado si tuvieras una.
-Es verdad, pero en cierto sentido lo merecerías, Oppa.-Conteste y sonreí divertida.
Félix repentinamente dio un par de pasos frente a mí nuevamente y colocó sus manos sobre mis hombros. Pestañee varias veces con sorpresa cuando vi que tan serio su rostro ahora se encontraba. Una sombra cayó sobre todas sus facciones y él por lo bajo rogó: -No vuelvas con el. No vayas con el jefe. Por favor. Mereces algo mejor, Jin-Ah.
-¿Que de supone que debo hacer?-murmuré, recordando la amenaza que aún seguía rondando mi mente. Sabía muy bien que mi jefe no era alguien quien se rendía fácilmente. El probablemente esperaría a que mañana yo me dirigiera a el casino y si no iba como él esperaba, volvería exactamente lo mismo que antes. Orden de asesinato contra mi.
-Me ire de Seúl esta noche e iré a Busan. Te preguntaría si vendrías conmigo, pero se que dirás que no.-Respondió y sonrió con tristeza.-Dile a ese chico... El te protegerá. Lo matara por ti, y allí estarás a salvo.
Negué con mi cabeza y conteste: -No creo que sea tan simple, oppa.
Suspiro y soltó mis hombros.-Desearía que fuera simple.
