7 MESES

411 75 16
                                    

Había intentado convencerme a mí mismo de que solo estaba ayudando a Mashiho para que no fuese víctima de momentos incómodos con Asahi. Pero para ser honesto, conforme pasaban los días, una parte de mí poco a poco iba reconociendo que también hacía esto en beneficio propio.

Había sido popular durante la escuela media, y el descubrir que mi contador había quedado atorado en una cuenta diferente de cero, me había arrojado a una espiral de depresión la cual me hizo recluirme en mí mismo, y negarme a la amistad de mis dos mejores amigos. Quizá gran parte de mi depresión se debía a que yo mismo había empujado fuera a Asahi y Mashiho, y me había negado a cualquier tipo de ayuda que pudiesen darme.

Quizá en realidad, durante esos años, lo único que en verdad necesitaba era su apoyo. Y ahora, sabiendo que no era el único que tenía un contador inservible, con Mashiho necesitando de mí, con Asahi sonriéndome como si nunca lo hubiese alejado, con Mashiho proponiendo que fuésemos amigos nuevamente, con Asahi invitándome a comer el almuerzo con ellos... No pude evitar sentirme agradecido de que no me odiasen, e inclusive, quisiesen seguir siendo mis amigos.

Durante toda la semana, no pude dejar de pensar en el contador de Takata Mashiho. La verdad es que, durante todos los años de escuela media, siempre lo había llevado escondido, y yo no había logrado formar una respuesta lógica ante ello. Durante todos esos años, había pensado que su contador mostraba una fecha sumamente lejana, y él quería evitarse algún ataque de ansiedad al ver un número demasiado grande que pareciese no moverse.

Ahora que sabía la verdad, no pude evitar preguntarme si su destino era peor que el mío. Mi contador se había detenido porque mi persona especial había muerto. Pero la de Mashiho seguía viva. Lo conocía: era nuestro mejor amigo. Lo podía ver todos los días, conversar con él, dibujar sonrisas en su rostro... Pero no podía tenerlo, porque Mashiho no era la persona especial para Asahi. Si seguían siendo amigos, Mashiho estaba ahora condenado a ver como alguien más era quien lo hacía feliz, quien podía besarlo, abrazarlo; como otra persona se casaría con él y formarían una alegre familia...

No pude evitar sentirme mal por él, a pesar de que estaba seguro de que eso no era lo que él quería. Y es que, aun así, no podía dejar de pensar que, si bien mi dolor tampoco era una niñería, a comparación del suyo, el mío comenzaba a verse como una estupidez.

Me encontraba tan perdido en mis pensamientos, que aquel viernes por la tarde, mientras nos reuníamos una vez más para comer juntos el almuerzo, Asahi tuvo que repetir su pregunta un par de veces, antes de que yo pudiese entenderla, y cuando finamente pude procesar lo que estaba preguntándonos, no pude evitar congelarme al instante.

-¿Ya se inscribieron a algún club?

Mashiho y yo intercambiamos miradas nerviosas, durante apenas una fracción de segundo. La verdad es que no me sentía aun con la confianza suficiente como para formar parte de un club. Y estaba seguro de que Mashiho mucho menos, en especial cuando Asahi dijo:

-¿Volverás a postularte al club de futbol, Mashi? –y para su horror, Jaehyuk agregaba:

-Soy el capitán de este año, puedo darte buena puntuación si haces la prueba.

Pude sentir como Mashiho se congelaba al lado mío, pero me contuve de mirarlo y me concentré en mi almuerzo.

-No necesito favores –respondió, intentando no sonar grosero-. Si me postulo, quiero entrar por mis propios medios.

-Entonces, ¿harás la prueba? –preguntó Asahi. En definitiva, aquello no estaba yendo como Mashiho lo había planeado.

-Lo pensaré –fue todo lo que dijo, y para mi mala suerte, aquella respuesta pareció bastarle a Asahi, pues enseguida se giró para preguntarme a mí.

Cuenta Regresiva [A Mashikyu story]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora