No pude dejar de pensar en aquella tarde durante el siguiente mes completo. Era la típica escena de cualquier película de romance adolescente, y ahí iba yo, incapaz de tener el valor de besar a mi amigo porque... ¿Por qué? ¿Por qué tenía novio? ¿Por qué no quería arruinar nuestra amistad? ¿Por qué tenía miedo de estar malentendiendo todo y que en realidad él no sintiese nada por mí? Para empezar, inclusive yo tenía dudas sobre lo que sentía por él.
Quizá solo era el momento que parecía oportuno, y en realidad, había sido bueno que no hubiese sucumbido a aquel impulso. Quizá había sido una prueba para confirmar que soy más que simples hormonas, y respeto a Junkyu como un amigo, y no lo veo como un simple chico con el que puedo salir y romper al cabo de un mes.
Pero el recuerdo venía casi todos los días.
Recordaba el momento cada que salía o regresaba a casa, porque justamente tenía que pararme en mi propio portón para abrir la puerta. Recordaba cómo aquella tarde, la señorita Takata seguía trabajando en la zapatería, y había tenido yo que buscarle un cambio de ropa a Junkyu entre mis cosas, cruzando los dedos para que nada le quedase chico.
La prueba de fuego fue cuando entramos a mi habitación, la cual tendrá por siempre el recuerdo de aquella hora entera en la que tuvimos que esperar a que la madre de Junkyu enviase a un chófer para que lo llevase a casa, y cómo él me prometía que me llevaría mi ropa limpia al día siguiente a la escuela. Y todo porque, para evitar un silencio incómodo, se me ocurrió preguntar:
-¿No planeaste nada con Jihoon para hoy? –él me miró como si hubiese mencionado a alguien que no conocía, y por un momento temí confundirme con los nombres de él y su hermano-. Es decir, ¿San Valentín? –insistí-. Asahi y Jaehyuk tuvieron una cita, seguramente. ¿Por qué tu no...?
-Ah –dijo finalmente, mientras se sentaba en mi cama y yo me preguntaba si podía hacer lo mismo, y me regañaba mentalmente porque, por dios Takata Mashiho, es tu cama, es tu cuarto, es tu casa, te puedes sentar donde quieras.
Terminé sentado en la silla giratoria de mi escritorio.
-Jihoon y yo terminamos la semana pasada –lo miré sorprendido. Él se limitó a encogerse de hombros-. No iba a funcionar.
Exacto. No iba a funcionar. Lo nuestro tampoco. Por eso era mejor que me sacara de la cabeza la idea de que podía levantar el trasero de esta silla, sentarme junto a él, y quizá decir que su boina se había movido y por tanto se había despeinado, que se lo arreglaría con los dedos, y entonces así de cerca, quizá la idea de besarnos no sonase tan descabellada y...
La señorita Takata llegó a la casa cuando Junkyu ya se había marchado. No había quedado rastro de él en todo el lugar, así que no tuve que sufrir un interrogatorio de porqué me encontraba a solas en casa con un chico, y gracias a dios podría ahorrarme la incómoda conversación sobre las abejas y las florecitas, o peor aún, formas de protección para el sexo gay.
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Cuenta Regresiva [A Mashikyu story]
RomanceEn este planeta, todo ser humano nace con un contador tatuado en el interior de su muñeca derecha. Un tatuaje pequeño, una simple línea de diversos dígitos y letras, que se mueve en cuenta regresiva, sin detenerse nunca. ¿A qué conduce dicha cuenta...