3 MESES

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No volvimos a decir nada sobre el alma gemela de Haruto. Era cierto que todos nos sorprendimos al ver a un chico, pero para ser justos, las relaciones homosexuales en este mundo eran muy comunes. Después de todo, si el contador te decía que tu media naranja era alguien de tu mismo sexo, nadie lo cuestionaba, y te aceptaban como tal. Quizá fue solo que, en el caso específico de Hanada Haruto, quien era aún bastante joven y no estábamos seguros de que entendiera exactamente qué significaba el tener un alma gemela, todos los que lo conocíamos sabíamos que las chicas caían rendidas a sus pies, y la verdad es que tampoco lo habíamos visto demostrar interés alguno hacia los hombres. A decir verdad, Hanada Haruto no había demostrado ningún interés hacia ninguno de los dos sexos. Durante mucho tiempo inclusive llegué a pensar que ni siquiera tenía un contador.

Durante aquel fin de semana, una parte de mí no dejó de preguntarse si, de pura casualidad se me ocurría cambiar mi orientación sexual, mi contador no se reiniciaría, y volvería a andar... Pero, para ser honestos, el solo imaginarme estar con una chica no se me antojaba para nada, y así, la idea de volverme hétero para hacer que el contador se moviese, fue prontamente descartada.

 Pero, para ser honestos, el solo imaginarme estar con una chica no se me antojaba para nada, y así, la idea de volverme hétero para hacer que el contador se moviese, fue prontamente descartada

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-Nos he organizado una cita doble –me dijo Junkyu aquella mañana.

Acababa de llegar al colegio. me encontraba todavía por abrir mi casillero, cuando él, con la mochila abierta para dejar sus libros, se detuvo a mi lado, y con una sonrisa, soltó aquella noticia.

Yo no pude hacer más que mirarlo, incrédulo.

-El viernes en el parque local –continuó-. A las tres. No llegues tarde.

No pude decir que no. Para empezar, porque ni había procesado lo que me había dicho, cuando él ya se había marchado rumbo al salón. En segunda, porque a pesar de que cuatro minutos más tarde me senté detrás de él y podía inclinarme para negarme a ello (y él no podía arriesgarse a responder sin que el profesor lo descubriese conversando en clase, arriesgándose a ser sacado del salón) no sabía ni cómo hacerlo. Una parte de mi me decía que quien quiera que fuese mi cita ya estaba más puesta que un calcetín, y que yo cancelase me iba a dejar como el malo de la historia, provocando que el chico estuviese de mal tercio, mientras Junkyu y su cita pasaban un excelente momento. Y en tercera, porque en verdad quería saber qué clase de chico había llamado la atención de Kim Junkyu, como para atreverse a aceptarle una cita.

Durante la escuela media, Junkyu había tenido muchos admiradores, tanto chicos como chicas. Con la edad que teníamos, niñas y niños se limitaban a escribirle cartitas y dejarlas en su taquilla. Pero ahora, siendo un poco más adultos, estaba seguro de que no tardarían en declarársele personalmente, y pedirle citas. Al parecer alguien ya lo había hecho.

Así que diciéndome que había aceptado porque no quería dejar plantada al pobre chico que Junkyu muy probablemente había obligado o sobornado para salir conmigo, fue que avise en casa que el viernes por la tarde iba a salir.

Había un poco de verdad en ello, ¿no? Después de todo, lo había sufrido en carne propia. Cuando Asahi había conocido a Yoon Jaehyuk, el shock había sido tal, que terminé huyendo del lugar. ¿Iba a dejar que otro pobre chico fuese el mal tercio en una cita entre Junkyu y aquel misterioso chico? ¿Iba a hacer que corriese de regreso a casa, llorando porque un desconocido lo había dejado plantado? Aunque no tuviese ni idea de quién fuese, no podía evitar sentirme mal por él.

Cuenta Regresiva [A Mashikyu story]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora