Cicatrices Bajo la Superficie

XX. Desaparecido

La mañana era un caos.

El palacio Grifo era un caos absoluto.

Todos estaban en pánico. Charlas ruidosas y confusas llenaron los pasillos, normalmente tranquilos. La gente estaba reuniendo a sus seres queridos. Los sirvientes y doncellas temblaban y dejaban caer la costosa vajilla de porcelana. Todos los guardias estaban atentos. La Reina estaba furiosa y gritaba a sus caballeros y soldados.

Puro caos.

Sungmin se abrió paso entre la masa de gente (no tenía idea de que había tanta gente en el palacio) y trato de entender en qué se amontonaban. Parecía ser la entrada trasera, pero había al menos quince guardias bloqueando el camino, diciéndoles severamente a los nobles, sirvientes y a cualquier otra persona que retrocedieran. Sungmin logró llegar al frente y reconoció a Siwon quien estaba (de mala gana) ayudando a los guardias Grifo.

—¡Siwon! —él gritó y fue un milagro que lo escuchara.

Siwon se acercó a él con expresión irritada. —¿Por qué hago el trabajo de guardias? No soy un guardia, o más específicamente un guardia grifo...

—Siwon, ¿qué está pasando? —Sungmin interrumpió y trató de ver más allá de los hombros de los altos guardias.

—Ugh, personalmente no creo que sea gran cosa, pero como sea —Siwon puso los ojos en blanco y luego frunció el ceño mientras explicaba—. Un chico fue encontrado muerto.

—¿Qué? ¿Que chico? —Los ojos de Sungmin se abrieron ante la noticia.

—Un descendiente de Dragón —dijo Siwon e hizo una pequeña mueca—. Un poco más joven que nosotros. Delgado. Pálido. Parece de clase bastante baja. Él no es un sirviente de aquí y tenía un arma. Aunque no fue disparada.

—¿Puedo ver? —Sungmin preguntó y automáticamente intentó seguir adelante.

Siwon se encogió de hombros descuidadamente y lo ayudó a atravesar el muro de guardias. La reina Eunhee y la reina Yerin estuvieron presentes, así como Heechul, algunos nobles Grifo y Leeteuk.

—Ha estado muerto al menos seis o siete horas. Así que ubicaría la hora de la muerte entre las once y las doce —dijo Leeteuk y parecía un poco enfermo. Quizás no estaba acostumbrado a un cadáver a pesar de ser médico.

El chico tenía cabello castaño, extremadamente pálido (aunque su muerte probablemente contribuyó a eso) y sus ojos todavía estaban abiertos, eso puso nervioso a Sungmin un poco. Había un agujero de bala muy certero justo en su frente.

—¿Quién es? —Eunhee decía con los brazos cruzados con el estrés muy evidente en sus ojos—. ¿Alguien lo conoce? ¿Cómo entró? —Sus preguntas no fueron respondidas.

—Leeteuk, ¿qué tan cerca estaba del tirador? —Preguntó Sungmin, inclinándose ligeramente y queriendo cerrar los ojos muertos. Sin embargo, no llevaba guantes y no quería meterse con la escena del crimen.

Leeteuk inspeccionó la herida, encogiéndose ligeramente. —Una distancia bastante considerable, diría yo. Si estuviera aquí, el tirador tendría que haber estado al menos al borde del establo de caballos.

Heechul respiró hondo y Siwon silbó. —Buen tiro.

—Muy buen tiro —susurró Sungmin mientras comenzaba a tener una sensación familiar—. Y habría estado oscuro.

—También recibió disparos el costado del granero y hay otro casquillo del otro lado. Los casquillos de bala que encontramos no coinciden con el arma que este chico tiene en la mano. Hubo tres tiradores —dijo Leeteuk con firmeza y se le unió otro médico—. Saquémosle esta bala a este pobre chico.