E I N S

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-- Joven Félix, tiene hasta su coronación para encontrar a un respetado alfa para que sea su rey y gobierne a su lado.

El consejo era una mierda, lo único que hacían era interferir en todo solo porque no era de su preferencia ¿Qué si era Omega? Los reyes nunca iban a la guerra ¿Por qué siempre tenía que estar un alfa al mando? Idiotas. Él podía solo, sin ningún imbécil que se aprovechará de su condición. Félix sonrió falsamente, hizo una reverencia y se retiró del lugar.

-- Príncipe -- Jeongin, su consejero y mejor amigo caminaba detrás de él. Un beta -- Su padre lo espera en su despacho.

Félix volteó encarándolo.-- Seguro va a alardear y a decir un "Te lo dije" -- rodó los ojos. -- Dile que no estoy de humor. -- el beta asintió y desapareció al final del pasillo. -- Vamos Félix, piensa -- se dijo a sí mismo. -- No puedes dejar que te jodan la existencia con esas tonterías.

-- Señor -- habló Minho, su guardia. -- Llegaron alfas, dicen ser sus pretendientes. -- el Omega enarcó una ceja. -- Idea de su madre.

Félix emprendió caminó al gran salón seguido de Minho. Al llegar vio a varios hombres elegantes y según la etiqueta en sus trajes, la categoría. Duques, marqueses y nobles entre otros. Los alfas armaban una ronda y en el centro se encontraba una mujer, la cual, Félix conocía muy bien.

-- Madre -- habló llamando la atención de todos. -- ¿Qué es todo esto?

-- Oh cariño -- la mujer le sonrió al verlo. -- Debes casarte con alguno de ellos, sino, no podrás ocupar el trono -- la voz de la mujer denotaba preocupación.

-- Tengo tres meses para encontrar otra solución -- habló molesto. -- Ahora quiero que estos señores se vayan, me molestan -- sus palabras resonaron por todo el salón que hasta el momento se había mantenido en silencio, los murmullos hicieron acto de presencia.

-- Esto es estúpido -- dijo una voz grave y el silencio reinó el salón otra vez. -- ¿Sabes de dónde venimos para pretenderte príncipe caprichoso? Como mínimo merecemos una disculpa, arriesgamos nuestra vida para salir de palacio -- Félix buscó con la mirada al hombre del cual provino la pregunta y lo encontró. No llevaba etiqueta, un simple sirviente.

-- Lamento que tu rey haya venido desde lejos -- habló el príncipe. -- Pero no fue a pedido mío. -- el omega estaba a punto de marcharse cuando el desconocido empezó a reír.

-- ¿Y se supone que tú vas a gobernar Busán? -- cuestionó burlón. -- ¡Tan egoísta y caprichoso! ¡Un verdadero líder se sacrifica por su pueblo! -- bramó y Félix volteó.

-- Tu nombre -- demandó, estaba furioso ¿Quién se creía que era?

-- Seo, Seo Changbin heredero al trono de Yongin -- el desconocido le hizo frente y el omega pudo apreciarlo bien. Su piel aparentemente suave y pálida, cabello azul, ojos intensamente negros y labios finos. Sus facciones definidas y masculinas, su traje en realidad era azul marino ante la luz del centro de la habitación.

Félix sonrió. -- ¿Esa es tu técnica de conquista? -- enarcó una ceja y relamió sus labios. -- Ser tan imprudente, irrespetuoso y desafiante no te ayuda en nada además de poner en riesgo tu vida.

-- En primer lugar, fui obligado a esta idiotez de cortejo. Segundo, que yo sepa, la sinceridad no es un delito y tercero, estás muy equivocado si crees que por ser omega, lindo y futuro rey te voy a lamer el culo como estos incompetentes -- la tranquilidad y gracia con la que hablaba confundió a Félix.

El príncipe de Busán estaba entre molesto, confundido, curioso, excitado e intrigado por el príncipe Seo. Nadie nunca lo había desafiado de tal manera. -- Así que... ¿Piensa que soy lindo? -- cuestionó con picardía.

-- Todos en este salón somos conscientes de eso -- se encogió de hombros. -- Estoy seguro que la mitad está aquí por eso y por el poder que planean adquirir.

-- ¿Y usted por qué está aquí?

-- Porque mi padre es amigo del suyo y no iba a dejar de joderme si no venía a presentarme ante ti, ya lo hice -- suspiró cansado. -- Ademas de que políticamente el maldito consejo jode con una unión más allá de la amistad.

-- Saldran beneficiados.

-- Así es.

-- Mi vida sería más fácil si se disolviera.

-- La mía también.

-- ¿Ah sí? ¿Qué molestias le podrían causar a un alfa? -- Félix lo miró de cabeza a los pies sin poder creerselo. -- Estoy seguro de que es más fuerte y feroz de lo que aparenta.

-- Esto me está cansando. La única diferencia entre nosotros, cariño ¿Sabes cuál es? Asumo que no -- Félix elevó ambas cejas, ni siquiera le había dado tiempo a responder. -- Yo estoy aquí por mi pueblo, por mi reino porque daría mi vida por el honor y lealtad de mi trono. Me casaría contigo si eso me garantiza la seguridad a mi gente, pero tu -- lo miró con disgusto de pies a cabeza y viceversa.-- No darías nada por alguien que no seas tú.

-- Ni siquiera me conoces -- escupió molesto. -- ¿Quién demonios te crees que eres para venir a hablarme así? Eso ya no es del todo verdad. Si, generalmente busco la felicidad de mi pueblo y la mía porque soy una persona, merezco ser feliz -- el omega caminó al rededor del alfa, este se mantuvo sumamente quieto. -- Creo que nadie debe sufrir por nadie. Para mí todos tienen el mismo valor. Si cree que sacrificando a la minoría va a asegurar la seguridad o bienestar de la mayoría ¿Está seguro que será buen líder? Todos somos personas, aparenta usted ser una muy cruel -- hizo una pausa. -No es mi culpa ni de nadie que me haya tocado ser Omega, es tan estúpido. Me caga ese pensamiento, no estamos en la edad de piedra -- se detuvo frente el príncipe Seo. -- Mi obligación es satisfacer a mi PUEBLO, no al capricho clasista de media docena de ancianos -- el Omega sonrió ampliamente. -- Lo único que quieren probar es mi debilidad, una debilidad que no existe. El ser Omega no me hace inferior a ningún alfa en esta habitación y mi futuro esposo debe comprender eso.-- los ojos negros estaban fijos en los avellanados de Félix. -- Si eso es todo, pueden hospedarse el tiempo que quieran en palacio. Los invito -- Félix rompió la competencia de miradas que parecían haber tenido, se fue dejando al príncipe Seo en su lugar atónito y molesto. El alfa tenía ojo para las personas, solía descifrarlas y no fallar, pero al parecer el príncipe Lee era un caso a parte.

Un leve aroma a jazmín quedó en el aire cuando el príncipe rubio abandonó la sala, era bastante leve pero lo sentía. Detestaba admitir que aquel aroma era agradable en demasía.

Un nuevo proyecto uwu espero guste gracias por leer.

Rey Omega  (Changlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora