Z W E I

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-- El gran rey de Seul no va a permitir que un omega gobierne. Nosotros tampoco.

Los labios de Félix eran una fina línea, hace una semana habían aparecido todos esos alfas para pretenderlo pero él no tenía el más mínimo interés en ninguno. Para su desgracia todo había llegado a los oídos del consejo.

-- Entonces debo preparar a mis hombres para la batalla -- los seis ancianos lo miraron asombrados. -- Si fuera alfa podría tomar el trono sin necesidad de pareja hasta dentro de unos años, están cegados por sus ideologías alfistas. -- habló firme y serio. -- Ideologías del siglo pasado, ideologías que aborrezco.

-- Principe..

-- Nada, voy a luchar por mi trono y mi lugar así termine muriendo por ello.

-- ¿Se da cuenta de lo egoísta que está siendo? -- inquirió uno de ellos.

-- Solo defiendo mi honor y mi puesto como un buen futuro rey haría -- lo cortó. -- Voy a comunicarme con el gran rey para que mi pueblo pueda elegir, me votarán como único rey o renunciaré a mi puesto.

-- ¡No puede hacer eso!

-- Si puedo, soy el primogénito y único heredero del trono de Busán ¡Nadie va a quitarme lo que es mío por derecho!

-- Debería pensarlo mejor, Príncipe -- habló uno de ellos con fingida calma.

-- ¿Y quién se cree que es usted para decirme lo que debería o no hacer? -- inquirió perdiendo la paciencia. -- Doy la conversación por terminada.

Ninguno de los ancianos alcanzo a decir algo cuando Félix volteó y atravesó las enormes puertas. Estaba de mal humor, muy mal humor ¿Quienes se creían que eran?

-- Quiero que comuniques al pueblo lo que acaba de ocurrir, un rey debe ser transparente para con su pueblo -- dijo a Jeongin apenas apareció junto a él. -- Y manda un aviso a Seul, en Busán mando yo.

-- En seguida, príncipe. -- Jeongin hizo una reverencia y desapareció en otra dirección.

Minho caminaba firme junto a Félix mientras los demás hombres cuidaban del príncipe a una distancia prudente, Félix les ordenó que lo dejen solo iba a ir a desquitar su frustración en el salón que se usaba para entrenar.

Tal vez ya no era el medioevo pero a Félix le encantaba sentir el material de su espada en su palma y el filo de esta cortar el aire. Aquella espada había sido construida especialmente para él quien no tenía tanta fuerza pero la compensaba con agilidad. El rubio se movía en aquella sala de entrenamiento dejando salir toda la ira y frustración en movimientos técnicos y precisos.

-- No esperaba que fueras talentoso en algo como esto -- comentó la voz del príncipe de Yongin a sus espaldas, el rubio lo ignoró siguiendo con sus movimientos. -- ¿Puedo participar? -- Félix se detuvo y volteó justo a tiempo para ver a Changbin tomar una de las espadas que usaba Minho o su padre para entrenar con él.

Changbin admiró el acero y la plata que conformaba la espada. Y la sujetó fuerte probándola.

-- ¿Me está retando a duelo, príncipe? -- inquirió Félix sonriendole con autosuficiencia. -- No debería subestimarme.

-- No lo hago, Félix -- ambos se posicionaron frente al otro.

Ambos se miraban evaluándose, sus rostros completamente neutrales. El primero en atacar fue Seo perdiendo la paciencia e inquietandose aroma tan llamativo del Omega. Félix esquivo el ataque con facilidad y movió su arma de manera que llegó a cortar algo de la tela del traje de Changbin, justo por el en las costillas.

Rey Omega  (Changlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora