Capítulo 1

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Otra noche más que me dirijo a alguna fiesta a recogerlo. Esta vez sube sin siquiera mirarme, voltea hacia la ventana y por la leve luz que lo ilumina sé que ha estado llorando. Sus ojos están hinchados, su cara está roja.

Si no lo conociera realmente, le habría preguntado y quizá consolado. Pero francamente, no me importa. Siempre es lo mismo. Miro el reloj y son las 2:15 de la madrugada. Si conduzco lo suficientemente rápido, podré dormir al menos 3 horas antes de regresar a mis deberes.

¿Y cómo llegué a este punto? Mi padre es la mano derecha del suyo como se encuentran de viaje me ha pedido que en su ausencia me ocupe del hijo de su jefe. Hubiera querido negarme, aunque es algo que no puedo hacer. Su familia nos ha acogido en su casa desde que mi madre murió.

Por suerte, se ha mantenido callado durante todo el camino. Hasta que suena su celular y lo escucho gritar.

-¡Te importa una mierda donde estoy! Dijiste que ese estúpido no te interesaba, que nunca saldrías con él y hoy lo presentas como tu novio... ¡Cállate! Hace tres meses dijiste que me amabas, hace tres meses dijiste que él no significaba nada para ti... ¡No!, no voy a calmarme, eres un maldito mentiroso. Puedes quedarte con ese y juntos pueden irse a la mierda.

Veo por el retrovisor como avienta el celular al otro extremo del auto. Por lo que he escuchado, ha roto con alguno de sus "novios". Vuelvo a mirar por el retrovisor y sigue sollozando. Supongo que este era importante, de otra manera no estaría así.

Llegamos a su casa y me estaciono frente a la puerta principal.

-¿Podrías dejarme en la puerta de servicio? Mi madre se enojará si me ve vestido de esta manera - Se limpia las mejillas y parece más tranquilo.

-¿Le importaría si lo dejo en el garaje? Puede subir directamente por ahí. - No dice nada, sólo asiente y conduzco unos cuantos metros más. Estaciono el auto y me bajo para abrir su puerta. Sale del auto y comprendo por qué no quiso entrar por la puerta principal. Lleva puesta una camiseta blanca ceñida que deja ver bastante carne, encima una chaqueta negra de cuero y pantalones rojos entallados. Provocativo. Esa palabra lo describe a la perfección. Hago un esfuerzo enorme por mantenerme serio ante aquella vista. Lo acompaño hasta la puerta y cuando está a punto de entrar se gira a verme y me pregunta.

-¿Te gusto? - Su pregunta me toma por sorpresa. Sobre todo porque su mirada refleja tristeza. Por supuesto que es atractivo. Piel blanca, grandes ojos marrones, nariz respingada y unos labios rojos y pequeños. Me quedo pensando en cómo decirle que lo es sin que lo malinterprete pero cuando ve que no contesto me mira despectivamente.

- Olvídalo. - Su mirada es fría - Qué puede decirme el hijo de un simple empleado. - Aprieto los puños y me contengo de no decir lo que se merece.

-Buenas noches - Aprieto la mandíbula y siento recorrer por todo mi cuerpo la furia que nace en este preciso momento.

-Como lo pensé, eres tan simple como todos, carente de buen gusto. - Antes de que cierre la puerta respondo.

-Atractivo - Se gira a verme - Demasiado para ser hombre. Aunque es una lástima que tan hermosa envoltura esconda tanta fealdad en su interior. Ni volviendo a nacer serías hermoso por dentro. -Dicho esto, lo veo mirarme asombrado con un toque de odio. Cierro la puerta y me dirijo a mi habitación, esperando que mis palabras no le causen ningún problema a mi padre cuando regrese.

+++

Mi alarma suena a las 6:30 am como de costumbre, me levanto y tomo una ducha. Para cuando termino de alistarme, el reloj marca 6:50 am. Tomo mis cosas y me dirijo a la cocina como de costumbre.

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