Día 1 Parte 2

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Tristemente, debo decir que los recuerdos, cada vez se vuelven más borrosos

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New York.
10:30

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El silencio era aterrador y tenso, por primera vez un sonido se escuchaba de fondo proveniente de los televisores que emitían un sonido que nadie alcanzaba a reconocer.

Una risa nerviosa rompió el mutismo, pero aumento la tensión.

—¿Nos están jodiendo no?—

Un beta castaño se aferró a la bandeja de almuerzo entre sus manos, parado en medio comedor, miraba entre sus demás compañeros y la televisión central. Giro su ojos alrededor, notando por primera vez el rostro pálido de los más de cien alumnos en el gran comedor.

Pero no obtuvo respuesta alguna.

Su vista buscó a un adulto, alguien con respuestas, encontrándose con el prefecto, un alfa joven y de tez morena, que sudo frío. Nada de eso le sonaba a una broma. Entrecerró los ojos y salió del comedor dejando a los confundidos chicos mirándose entre sí. Una incomodidad se plantó, impidiendo que hablaran entre ellos.

La realidad es que todos intentaron seguir con la mayor normalidad posible, con tensión y dudas, fingiendo que todo había sido mentira, al menos durante los primeros cinco minutos tras el edicto, después, las notificaciones en redes sociales de los teléfonos no pararon de sonar, inundando de murmullos todo el comedor.

La primera en ponerse de pie y salir hacía las afueras de la preparatoria fue una pequeña omega, pelirroja y sumamente delgada que fruto del pánico salió por la salida de emergencias activando la alarma aturdiéndolos a todos.

Miró el reloj y a sus compañeros, aún faltaban 20 minutos, cuando el prefecto regresó, dirigiéndose a la salida de emergencia cerrando y desactivando la alarma. Todos volvieron a hacer silencio mirándolo, aunque muchos lo odiaban, el prefecto era alguien confiable y estricto.

El pánico apareció cuando el prefecto habló.

— es real —

Los aromas se revolotearon a su alrededor, activando de manera acelerada su sentido arácnido. Algunos omegas comenzaron a levantarse e irse de forma ansiosa, pero sin correr, alcanzó a ver las miradas nerviosas y firmes que no se apartaban de las salidas y no volvieron la vista atrás, ni contestaron a sus preocupados compañeros.

Un mensaje a su celular, lo alertó, levantándose de manera apresurada se dirigió al baño, apenas alcanzó a cruzar la puerta cuando por la pequeña ventana entro un objeto a una velocidad agresiva, que se aferró a su muñeca izquierda en forma de reloj negro con azul e inmediatamente le habló.

Hola Peter Parker, el señor Stark desea informarle que los Vengadores han decidido oponerse al Edicto. Yo le mantendré informado cualquier medida a tomar, por lo pronto es necesario informarle que este reloj es su nuevo traje, un regalo del Señor Stark

La voz era Viernes, el IA de Tony Stark, se tranquilizó y alarmó un poco, tuvo el extraño pensamiento de que algún Vengador estaría de acuerdo con el Edicto, pero trato de desecharlo inmediatamente. Con una respiración profunda se alentó a salir del baño y volver a enfrentar al agobiante mar de aromas en el que se había convertido el comedor.

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