Talara

Día 8

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Esta noche no vayas a apagar la luz

...por favor

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Metrópolis
05:45 am

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— ¿mamá? —

Murmuró al viento frío de la madrugada mientras el cielo era testigo de las lágrimas que recorrían su rostro quebrado

No habrá consejos para su primer cita ni preguntas incómodas para su primera vez. No habrá abrazos al volver de clases, ni un beso de buenas noches. Mamá no lo entregará en el altar, ni sus hijos aprenderán la astucia de la abuela. Ya no habrá una sonrisa al abrir la puerta, y el destino le dijo, que alguien como él no merecía dar un último adiós.

Su garganta se cerró en un intento de retener los gritos, apretó los labios, reflejando el dolor de su pecho.

—Te extraño— contrajo su cuerpo escondiendo su rostro contra sus rodillas. Quería desaparecer, fundirse contra el material de metal sobre el que estaba sentado.

Ahí, en el lugar que tanto amaba su mamá, el globo del Daily Planet, su único testigo de un momento de permiso que se otorgó para llorar.

Y es que quien era él para darse el tiempo de llorar la muerte de su madre, cuando miles estaban siendo violados, él debía ayudar.

Le quitaron más que a mamá, le quitaron la inocencia, un poco de infancia, apagaron su brillo y le quitaron el derecho de luto.

Porque, aunque su abuela le dijo las mismas palabras que a su papá, que él no le debía nada al mundo, él no podía irse y ser egoísta.

Antes que nada, él era un kryptoniano de la Casa de El, era Superboy.... sólo un niño con un papel muy grande que llenar

El primer golpe fue inadvertido.

Desconcertándolo fue arrogado hacía atrás por un rayo de hielo azul que le saco el aire. Un ataque de tos entre el polvo del muro de contención del edificio que destruyó su cuerpo lo mantuvo ocupado como para darse cuenta del segundo golpe directo a su cabeza que lo mando tres pisos más abajo atravesando el Daily Planet.

— Es Superboy — escuchó un grito

— ¿Dónde está Olsen y su cámara? —

— ¡Oh dios, Superboy está sangrando! —

Un silencio se plantó en el piso dónde el pequeño cuerpo intentaba levantarse. Olsen olvido su cámara en el suelo, llevado por el amor al héroe se acercó intentando apoyar al preadolescente.

— ¿Cómo le llamo a Superman? No podrás sólo contra ellos — murmuró, consciente del riesgo de ponerse del lado de los "héroes" justo antes de ser empujado atrás por Superboy que sintió el rayo de hielo otra vez acercarse.

Olsen fue impactado contra un escritorio, perdiendo el aire por unos instantes. Superboy escupió sangre poniéndose de pie para defender a los humanos

— Superboy, kriytoniano localizado — la voz robótica casi fúnebre dio paso al mirar a su enemigo.

Tres centinelas descendieron por entre el hoyo que su cuerpo dejó desde el techo