Día 2

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Las palabras que pronunciaste cerca de mi cada vez se vuelven menos nítidas... se van borrando
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Central City
8:15 am

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Con cada paso que daba, las miradas se hacían más notorias sobre la melena rubia, con frustración se afianzó al expediente entre sus dedos, tratando de encontrar una pizca de paciencia para disimular la ira, que libre, hubiera destrozado las remodelaciones. Sus ojos azules destilaron una fuerza y esperanza que no encajaba entre esas paredes.

Impávido miro a quienes ensimismados y cubriéndose con sus propios brazos el frío, caminaban en fila hacía el averno; una serie de oficinas de agentes y detectives que se convirtieron por la noche en instalaciones de la SGNU para registro de omegas.

De forma mágica, sus colegas recuperaron un poco el color en sus rostros, mostrándole una mueca disfrazada de sonrisa, que le daba a imaginar que tuvieron una sensación de alivio al verlo. Quiso suponer, que aquel consuelo no venía de la marca de vinculación que yacía en la parte posterior de su cuello ni del aroma distinto que destilaba.

De forma sorpresiva, unos brazos lo rodearon, buscando un descanso que al parecer sólo él podía dar.

—Barry me alegro mucho—

Fueron las únicas palabras que aquel rostro frente a él le pronunció, antes de irse a continuar con sus labores usuales.

De pronto, decidió poner atención a las almas en pena, que parecían caminar buscando una salida a la sentencia de muerte y de forma unánime, con los hombros descubiertos y el cuello al aire, por el cabello recogido, mostraban su marca y dejaban de forma libre su aroma, para distinguirse por tener una esencia por encima de la suya. En esa línea, sólo había omegas vinculados.

La marca de un alfa había vuelto a significar protección y salvación.

Un reflejo de arcada lo hizo seguir el camino a su oficina, evitando pensar demasiado sobre la injusticia de la cuál era partícipe al llevar una marca falsa para evitar confrontarse con la realidad de muchos, que para él iniciaría dentro muchas horas.

Respiró profundo, activando su radio policial y su sistema personal que intervenía la señal telefónica del 911. Levantó la vista sobre la pantalla del computador, notando como se ignoraban de forma rápida dos llamadas de auxilio de violaciones.

Un segundo más tarde, vestido de rojo, llegó al tercer piso de un edificio mal pintado, corriendo por el pasillo, logró ver el teléfono que realizó la llamada, tirado a un lado de una puerta abierta con las llaves puestas en la perilla, sin detenerse un segundo entró, encontrando a un beta castaño empujando a un beta moreno, a punto de caer sobre el sillón, suspendidos en el tiempo por la velocidad con la que Flash se movía.

De forma rápida noqueo al hombre beta y lo sacó del departamento, volvió sobre sus pasos y puso en las manos del beta moreno un bate de béisbol que miró dentro, justo antes de irse notó, una fotografía sobre un mueble, donde se veía a ese beta moreno junto a un pequeño niño, muy parecidos.

Es un beta-o

Su pensamiento le hizo apretar los puños y regresar al beta castaño que permanecía inconsciente. Lo tomó y llevo a la calle, posicionándolo a un lado de la puerta de un automóvil. Tal vez se arrepentiría más tarde, pero tal vez no. Estaba incriminando al beta castaño por intento de robo de autos.
Revisó sus bolsillos antes de dejarlo, encontró su nombre y lo anotó.

TalaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora