Día 4

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Luego todo se desencadenó para tener el trágico final que Walt Disney suprimiría
y escribiría en letras lindas "Y vivieron felices para siempre..."

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Gotham
06:00 am

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Una lengua dibujó los músculos de su espalda, la respiración sobre su piel escribió el compás de los jadeos que salían de su boca, los dedos firmes le formaron los glúteos y el gruñido gutural detrás de su nuca lo hizo arcarse en excitación total.

Las manos toscas abrieron los glúteos haciendo sus rodillas tiritar de ansiedad. Un golpe con la palma pinto la piel de rojo y apretó entre sus manos el glúteo derecho haciéndolo jadear de dolor.

Gritar era imposible. Su conciencia se había perdido tal vez en el mismo lugar que su ropa. Su corazón se estrujo, pero su cuerpo no respondió como deseó, se sentía cansado, aturdido y excitado. Estaba drogado.

—shhh—

El escalofrío tras ese susurro le enchino la piel y el captor rio en carcajada al ver el cuerpo estremecerse. Viciado y excitado volvió a golpear los glúteos una y otra vez.

Las vendas en ojos y boca le impedían ver o hablar. Los nudos sobre sus muñecas lo mantenían incapaz de golpear y sus piernas temblorosas lo dejaron vulnerable a quien fuera su captor.

Sintió un dedo circular su ano, tentado a entrar, solo lo volvió loco y presa de la ansiedad. Llevándolo a pensar que hubiera sido mejor continuar en la inconsciencia durante ese martirio.

—¿Quién eres? ¿Porqué?—

Su mente estaba perdida. Había sido cuidadoso. No había margen de error. Quien fuera su captor era tan o más hábil que él.

—¿Por qué mierda por qué?—

Sentía su cuerpo sudar. Su corazón lo traicionaba, latiendo y respondiendo a las caricias. Su pene estaba erecto excitado, caliente y deseoso de atención, sentía el líquido preseminal en la punta, anunciando su disposición al sexo.

—¿porque estoy respondiendo así?—

Su mente enumeró drogas y afrodisíacos tratando de engañarse, de racionar que a él aquello no le estaba causando excitación. Se mordió la lengua sabiendo que era mentira e intento retener los sollozos que se mezclaban con los jadeos presos de su boca.

—No llores, hermanito—

Su corazón se detuvo y dejó de respirar. Fracaso en su intento de voltear y encarar a su captor. Se sentía tonto, no solo estaba vendado, sino también maniatado a algún lugar que lo impedía levantarse o terminar en el suelo.

De rodillas inclinó la cabeza derrotado. Apretó las manos en puños sintiendo un dedo abrirse camino en su entrada. Sus pies intentaron empujarse, pero no podía ir más enfrente, no podía huir, sería violado.

—¿Jason?¿Roy?¿Quién mierda? ¿Víctor?¿Garth?

Se mordió el labio bajo la venda. No sabía si maldecir o no, sería violado por alguien conocido. De alguna extraña forma se sintió relajado y excitado al mismo tiempo, pero aquello dolía, dolía en el alma y en el maldito ano que estaba siendo penetrado sin lubricante.

TalaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora