AMELIE.
La noche está inquietante, algo en el aire o el ambiente está perturbándome más de lo que quiero admitir. Tenía que ser justo ahora, cuando estábamos con los padres de Rainer. Gracias a los Dioses el castaño se dio cuenta de mi estado, mis poderes se habían enloquecido cuando terminamos de cenar, pero los había mantenido a raya, pero no pude soportarlo más.
Pero ahora, con Rainer acorralándome contra la pared, con las manos inmovilizadas y sus labios, mierda, sus labios moviéndose con fuerza sobre los míos, me tenía la mente más allá de las nubes. Solo puedo pensar en él.
Su cuerpo se apegó más al mío, rozándonos; el leve gemido que salió de mis labios fue acallado por los suyos. El castaño se separó de mi lo suficiente para mirarnos a los ojos.
—¿Esta es una buena distracción, preciosa? — su voz salió tan ronca que me hizo suspirar.
—No te detengas.
En estos momentos solo pensaba en volver a tenerlo contra y sobre mí, pero tanto su agarre como nuestra diferencia de altura me estaban molestando para llevar a cabo mi deseo. Demonios, ¿Cómo es que este chico es tan alto?
Aproximó su rostro, logrando que su nariz rozara con la mia. — Mis padres nos pueden oír.
¡Por los Dioses de todo el mundo sobrenatural!, ¿de verdad piensa que no tengo solución para eso?
—Yo me encargo— cerré los ojos, recordando el hechizo silenciador—. Tacet domi.
Gracias tía Zada por haberme enseñado hechizos desde temprana edad, y gracias tío Zack por haberme heredado tu perfecta memoria.
Rainer no tardó en volver a atacar mis labios una vez que el hechizo salió de mi boca; el gemido que solté de la impresión por su acción solo lo hizo apretarme más contra la pared.
Sin duda esta es la distracción perfecta.
Apenas sentí su lengua delinear mi labio inferior, dejé que esta entrara para volver todo lo que se estaba creando entre nosotros mucho más abrasador y ardiente. Podía sentir a la perfección las ondulaciones de su abdomen por sobre la ropa, sobre todo ahora que había colado una de sus piernas entre las mías y hacia una ligera presión con ella.
Quiero tocarte.
Como si hubiera escuchado mis pensamientos, Rainer soltó mis muñecas, dejando que sus manos recorrieran los costados de mi cuerpo lentamente. Su chaqueta cayó de mis hombros cuando levanté los brazos rodearle el cuello, enredando los dedos en las hebras suaves de su cabello. No pude evitar darle un tirón cuando mordió mi labio inferior con fuerza. El gruño en respuesta.
—Necesito que me digas si quieres seguir con esto, ¿quieres? — me preguntó.
Su pregunta me causó ternura.
—Contigo, siempre.
En cuanto volvimos a besarnos, algo dentro de mí se encendió como combustible expuesto al fuego. No había forma de que me detuviera en este momento.
Sus manos me acariciaban desde la cintura a la cadera, de arriba abajo lentamente, logrando que mi vestido cada vez se subiera más, hasta que una de sus manos bajo lo suficiente para toparse con mi muslo ya desnudo y agarrarlo con fuerza, levantándolo para rodearle parte de la cadera. Nos rozamos nuevamente. El gemido que salió de mis labios resonó por la habitación, ya que los anteriores habían sido amortiguados por los labios del sexy chico frente a mí.
—Buena idea de volver la habitación insonora— soltó el chico mientras enterraba su cabeza en mi cuello. Lo besó.
—Y eso que aún no empezamos— dije mientras disfrutaba de sus besos mojados en la curva de mi cuello.
ESTÁS LEYENDO
Lazos Oscuros [Libro 1]
FantasySoy una abominación de la naturaleza, una fisura en el gran orden natural de las criaturas. Una extraña y única creación. Desde que tengo uso de razón mi familia se ha dedicado a protegerme, se han asegurado que el "mal" que siempre los ha perseguid...